Según Naciones Unidas, el 11 de febrero es el Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia en reconocimiento al papel clave que desempeñan las mujeres en la comunidad científica y la tecnología. En Andalucía son muchísimas las mujeres profesionales relacionadas con la ciencia que trabajan en ámbitos distintos. En el ámbito de los huertos que promueve el proyecto Andalhuerto, también contamos con aliadas en la difusión de las técnicas adaptadas al cambio climático, con impulsoras de los huertos en su ámbito profesional, con mujeres profesionales comprometidas que saben que manejar un huerto aporta beneficios valiosos porque mejora la calidad de vida que las personas que los visitan y los trabajan.
Así, hoy queremos dar visibilidad al trabajo de Fátima Rodríguez Marín, Profesora Titular del Departamento de Didáctica de las Ciencias Experimentales y Sociales de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla, y una colaboradora incondicional del proyecto Andalhuerto desde hace ya varios años.
Fátima es de las personas que no se acomoda y que se involucra, inquieta intelectualmente que piensa en el bien global acercando la tierra y la naturaleza al alumnado universitario. A continuación podréis comprobarlo.
Trayectoria profesional: amplia y vinculada a la educación ambiental.
Cursé la licenciatura de Ciencias Ambientales en la Universidad Pablo de Olavide. Durante la carrera, realicé un curso de monitora de Educación Ambiental, donde descubrí el papel, tan importante, de relacionar las ciencias experimentales con las ciencias sociales. Quise profundizar realizando un doctorado, concretamente soy Doctora en Educación Ambiental por la Universidad de Sevilla.
En la Universidad, como profesora Titular del Área de Didáctica de las Ciencias Experimentales, imparto clases en diversas asignaturas, entre ellas, Enseñanza del Entorno Natural del Grado en Educación Infantil y Educación para la Sostenibilidad del Máster de Profesorado en Educación Secundaria.

Pertenezco al grupo de investigación DIE, Didáctica e Investigación Escolar, centrando mis investigaciones en el ámbito de la Educación Ambiental desde la perspectiva del Decrecimiento, de la Educación para la Ciudadanía y de la formación del profesorado de ciencias.
Soy co-coordinadora del Proyecto Ecohuerto de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla, iniciando al alumnado del Grado en Educación Infantil, Educación Primaria y del Máster del Profesorado en Educación Secundaria en el uso del huerto ecológico como herramienta didáctica.
Mi vinculación con la parte más social de este trabajo, la realizo de muy diversas formas, como secretaria de la Red de Universidades Cultivadas, colaborando con diversas entidades y centros educativos en actividades formativas relacionadas con los huertos escolares y participando en eventos de divulgación científica como la Feria de la Ciencia o la Semana de la Ciencia.
A nivel personal, también estoy vinculada a los huertos, ya que soy miembro de un proyecto colectivo de huerto ecológico en permacultura con la entidad «El Puzzle» en el municipio de Salteras (Sevilla).
Fátima, ¿Cómo llegas desde el ámbito universitario a los huertos? porque no es algo frecuente ni muy presente en el resto de universidades.
Mi implicación en el ámbito de la formación y la investigación sobre huertos escolares, la inicio en el año 2012,de la mano del profesor J. Eduardo García. Empecé a colaborar con centros educativos que solicitaban asesoramiento para el diseño de huertos escolares de tipo ecológico y su tratamiento didáctico. Comencé a realizar conferencias, talleres y cursos formativos al profesorado de Infantil, Primaria y Secundaria.
A partir del año 2015, comenzamos a estudiar la posibilidad de acercar este ámbito a la formación inicial del profesorado de Infantil, Primaria y Secundaria. Para ello necesitábamos un espacio que pudiera servir de ejemplo para llevarlo a cabo y comenzamos a construirlo un grupo de profesores y profesoras con la ayuda de estudiantes internos en una zona que nos cedió la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla. Poco a poco se han ido mejorando las infraestructuras y actualmente contamos con 6 bancales elevados, 10 jardineras, bosque de alimentos, compostera, hotel de insectos y pirámide de aromáticas, además de una zona con mesas de trabajo y bancos para poder hacer actividades en este espacio. Es un huerto muy particular porque nos encontramos en un espacio muy urbanizado.

En el curso 2017/2018 ya comenzamos a trabajar en este espacio, y este huerto se fundamenta en tres pilares principales, que consideramos necesarios a la hora de definir un huerto en un centro educativo: finalidad, perspectiva agroecológica y didáctica. Nuestra propuesta tiene como finalidad abordar los problemas socioambientales actuales basados en la Educación Ambiental desde la perspectiva del Decrecimiento, en la Permacultura como modelo agroecológico y en la metodología investigativa como perspectiva didáctica. En relación con la finalidad, se opta por un modelo más allá de la sostenibilidad, concretamente el decrecimiento en el que los huertos son un recurso muy valioso para reconocer los problemas actuales de la actividad humana, como el cambio climático, el agotamiento de los recursos materiales y energéticos, y la pérdida de biodiversidad. Problemas asociados al predominio en nuestro sistema socioeconómico de un metabolismo lineal, que utiliza los recursos como si estos fueran infinitos y que altera con sus residuos, que se acumulan, los ciclos naturales de una biosfera caracterizada por su metabolismo circular.
Respecto a la perspectiva agrícola, se basa en la permacultura, se pretende maximizar la eficiencia para crear sistemas que se sostengan a sí mismos, tengan pocas necesidades y muchos productos, sin ser explotadores ni despilfarradores.
Aplicando esta visión al huerto se emplean los siguientes conceptos ecológicos:
– El suelo no es un mero sustrato inerte, sino que es un ecosistema “vivo”, en ese sentido se trata de crear un suelo “permanente” que sea útil para la agricultura (proceso que dura varios años, en los que el suelo no se ara ni se remueve salvo en el momento inicial del proceso). Respetar el ciclo natural de los nutrientes (la materia orgánica no consumida debe retornar a ese suelo). Utilizar los residuos orgánicos de todo tipo para el compostaje. Reproducir en el huerto determinadas condiciones existentes en los ecosistemas menos humanizados (biomímesis): relevancia del acolchado para crear un microclima, retener la humedad, evitar la erosión, disminuir la presencia de malas hierbas, uso de un control ecológico de las plagas, ubicación de las plantas en el huerto según sea su grado de complementariedad/ antagonismo (plantas asociadas) con la creación de “bosques de alimentos”,…
– Referido a la perspectiva didáctica, se opta por el modelo de investigación escolar, porque es un modelo que se basa principalmente en la capacidad que tenemos las personas para investigar. Asimismo, desde la perspectiva de la complejidad, contando con las ideas y experiencias que posee el alumnado. La actividad educativa debe centrarse en investigaciones realizadas por los/las estudiantes, aprovechando lo que ya sabe el participante y ajustando la intervención del profesorado a las características del alumnado, y de sus necesidades en un contexto de menor disponibilidad de recursos.
El grupo de investigación al que pertenezco ha recopilado una diversidad de actividades que contribuyan a desarrollar investigaciones desde la perspectiva que hemos desarrollado anteriormente, que se encuentran en la web: (https://ecohuertoeducacion.wordpress.com/bancoderecursos/ y en Instagram:@ecohuertoeducacion, donde vamos actualizando las acciones que hacemos con el alumnado.)

Actualmente, seguimos de manera activa un grupo de 7 docentes a través de un proyecto de Innovación. Trabajamos creando materiales y acercando día a día a nuestro alumnado a este espacio, ya que es fundamental el contacto con la naturaleza en estos tiempos.
¿Por qué consideras importante que la universidad cuente con este recurso?.
Es fundamental que no solo se trate la necesidad de los huertos didácticos como un recurso educativo desde la teoría, sino que es necesario hacerlo desde la práctica, ofreciendo herramientas y estrategias para llevarlo a cabo. Se trabaja el huerto desde el ámbito de las ciencias experimentales y sociales, pero integrada con otras áreas como las matemáticas o la lengua.
Por otro lado, nuestra sociedad demanda que seamos capaces de resolver problemas, porque cada vez nuestro mundo se presenta con más incertidumbres que debemos manejar. Y por ello esperamos que este espacio sea un lugar donde «el medio sea el mensaje», a través de los diferentes elementos que posee y las características de las propuestas didácticas que se desarrollan en torno a él, por ejemplo; la alimentación sostenible, el cambio climático, el metabolismo social circular, etc. Consideramos que debemos facilitar estrategias para adaptarnos a la situación de decrecimiento en la que nos encontramos y en este espacio podemos trabajar de manera directa los límites que tenemos. Consideramos que los futuros docentes que formamos tienen un papel fundamental en este proceso, además muchos colegios de Andalucía tienen huerto escolar y es necesario que tengan herramientas para potenciar el papel de este recurso a nivel didáctico para los niños y niñas.
También es importante tener este recurso en la Universidad, porque nos ayuda a seguir investigando y mejorar nuestra práctica docente. Fruto de estos trabajos hay publicados artículos y comunicaciones donde difundimos los resultados a la comunidad científica para ir generando un campo más consolidado alrededor de los huertos.
Como mujer y profesora universitaria, qué quieres decirles a las niñas que serán las futuras mujeres del mañana en relación a su futuro académico, y qué mensajes quieres compartir con la sociedad también.
Nuestro papel en las ciencias es fundamental ya que debemos tener herramientas para adaptarnos a los problemas socioambientales que actualmente tenemos y los que vendrán. Ly la ciencia nos aporta una visión más compleja de la realidad y abordarla desde la creatividad es fundamental. Nos hace ser más resilientes.
Otro de los aspectos importantes que creo que no debemos olvidar es trabajar juntas, creando equipos, de manera colaborativa. Mi crecimiento profesional no hubiese sido el mismo si no hubiese estado acompañada de grandes mujeres. Mujeres científicas que han sido y siguen siendo referentes para mí. Como algunas de mis maestras Araceli y Rosa; compañeras de trabajo, que ya son amigas, Candelaria Terceño, Ana Rivero, María Puig, Soraya Hamed, Lidia López, Alicia Guerrero, Marina Nieto, Verónica Cobano, Olga Duarte, Marta Cruz, Hortensia Morón, Paula Daza, Nuria Pastor, Esther García, Rocío Jiménez, Rut Jiménez-Liso, Genina Calafell, Mariona Espinet, Giselle Watanabe, Rosario Cubero y Cristina Vargas ; activistas, como Rocío Oneto y Trinidad Herrero; y muchas más que siguen siendo una inspiración para mí, aunque no estén aquí nombradas.Y por supuesto, el papel tan importante que han tenido en esta trayectoria las enseñanzas de cada una de las alumnas con las que he compartido tantos momentos en las aulas.
Además, para mí la ciencia, y en este caso el trabajo con los huertos escolares, me ha vuelto a acercar a mis raíces y al amor que tenían mis dos abuelas por las plantas.
Gracias Fátima por nombrar a otras mujeres, es indispensable seguir sacando a la luz el trabajo de tantas y tantas que hacen un trabajo insustituible.

Como vemos, en Andalucía contamos con mujeres brillantes que construyen otros espacios, que crean redes y se comprometen a trabajar por un mundo mejor.
Te invitamos a compartirlo con el alumnado de tu centro, ya que contar con modelos de referencia anima a que otras niñas y mujeres se decidan a dar el salto.
«Dejar que florezcan vuestras ideas para que tengamos como fruto un mundo mejor»
FÁTIMA RODRÍGUEZ MARÍN