Tras un mes de abril lleno de actividad, mayo se presenta en el huerto como el gran salto hacia la estación de mayor abundancia. Los días son más largos, las temperaturas más estables, y las plantas nos piden presencia, cuidados.
Es fundamental vigilar el correcto funcionamiento del sistema de riego para que los cultivos no sufran y es recomendable realizar los tratamientos al atardecer para que las plantas no estén húmedas en las horas de calor además de añadir acolchado en zonas donde se haya descompuesto para cubrir bien el suelo frente a las altas temperaturas.
Continuamos con la poda de solanáceas (tomates, pimientos y berenjenas) y también de calabazas, sandías o melones. Encañamos tomates y las judías, si aún no lo hemos hecho. El encañado favorece una mejor aireación y previene enfermedades por contacto con el suelo.
El calor aún no aprieta y es buen momento para seguir sembrando y trasplantando flores compañeras (como caléndula, capuchina, tajetes) y aromáticas (albahaca, tomillo, orégano). Estas plantas mejoran la biodiversidad, atraen polinizadores y embellecen el huerto. También podemos sembrar variedades de ciclo corto (rabanitos, lechugas) en zonas semisombreadas (bajo tomateras y judías). De este modo podremos cosecharlas antes de las vacaciones.
Mayo es el mes ideal para recolectar semillas de algunas plantas que ya han florecido en el jardín culinario. Este año vamos a recolectar semillas de tagarnina, ajoporro y colleja, además de seguir acopiando flores y hojas de plantas aromáticas y medicinales, para secar y almacenar en nuestro “botiquín hortelano”.

¡Cuidado con las babosas y caracoles! estos suelen aparecer con la humedad y el frescor de la primavera. Representan una amenaza especialmente para los trasplantes jóvenes de pepinos, calabazas, melones y sandías. Como las trampas caseras de cerveza no han logrado detener los daños que estaban causando, hemos optado por no acolchar el cultivo hasta que las plantas sean un poco más grandes y fuertes, ya que la paja les servía de refugio.

Tenemos que con continuar con los tratamientos preventivos contra hongos (cobre, cola de caballo, ajo, cebolla, leche, canela, salvia, etc.) y parásitos (ajo, guindilla, ortiga, jabón potásico, etc.). En mayo, las temperaturas comienzan a subir y la humedad puede aumentar por lluvias primaverales o riegos más frecuentes. Estas condiciones son ideales para el desarrollo de hongos.
Con la llegada del calor, el huerto entra en una fase de gran actividad, y contar con aliados naturales se vuelve fundamental. La presencia de una charca nos ayudará a mantener la biodiversidad en equilibrio. Atrae libélulas y otros insectos acuáticos beneficiosos que se alimentan de plagas como mosquitos, pulgones y larvas. Además, proporciona un punto de hidratación para aves e insectos polinizadores, lo que favorece la polinización de los cultivos y mejora las cosechas.

¡Nos vemos el próximo mes con nuevas tareas y cosechas por disfrutar!






