La grama, cuyo nombre científico es Cynodon dactylon, pertenece a la familia de las Gramíneas (Poáceas), al igual que el trigo, la cebada o el maíz. Sin embargo, a diferencia de estas especies alimenticias, la grama suele representar un gran inconveniente para quienes se dedican a la agricultura.

Cynodon dactylon (fuente Wikipedia)

La contrariedad radica en que se trata de una planta perenne conocida por su alta resistencia y capacidad invasiva en huertos y cultivos. Destaca por su sistema radicular rizomatoso (los rizomas son tallos subterráneos con capacidad de emitir raíces) y su notable capacidad para producir estolones (tallos superficiales que se enraízan al contacto con el suelo), lo que le permite propagarse rápidamente y competir agresivamente con los cultivos por recursos como agua, luz y nutrientes.

Suele proliferar en terrenos que permanecen sin cultivo durante algún tiempo. Como planta perenne, una vez que germina y se establece, se expande año tras año gracias a su robusto sistema radicular y su capacidad estolonífera.

Con frecuencia, su control resulta frustrante, debido a la falta de una estrategia adecuada para eliminarla. En los huertos urbanos, la práctica habitual consiste en arrancar la grama a mano o cortarla a ras del suelo con una zoleta o azadón. Si bien esto elimina la parte aérea, incluidos los estolones, los rizomas permanecen intactos y cargados de nutrientes, listos para rebrotar. Durante el invierno, el crecimiento de la planta puede detenerse debido al frío, lo que da la falsa impresión de que ha sido eliminada. Sin embargo, con la llegada de la primavera, la grama resurge con fuerza, causando gran frustración a los horticultores y horticultoras. Además, un uso inadecuado de herramientas como la motoazada o el motocultor puede fragmentar los rizomas, facilitando su dispersión. Por otro lado, intentar eliminar los rizomas simplemente con el azadón, sin una estrategia clara, tampoco resulta eficaz.

La solución definitiva para evitar la presencia de la grama pasa ineludiblemente por la eliminación total de su sistema radicular. El método que aquí presentamos, al que se ha denominado “escarda quirúrgica de la grama”, ha sido desarrollado y puesto a punto en los huertos demostrativos de Andalhuerto, donde ha mostrado una efectividad cercana al 100 %.

En octubre de 2022, se enfrentó el desafío de recuperar uno de los ocho bancales disponibles en dichos huertos, el cual estaba completamente infestado de grama. Esta situación comprometía gravemente la prosperidad de los cultivos. Ante ello, se decidió llevar a cabo una intervención exhaustiva con el objetivo de erradicar la grama de forma definitiva.

La experiencia obtenida a partir de esta intervención sirvió como base para diseñar y estandarizar este método, que se detalla a continuación.

El método

Afortunadamente, los rizomas de la grama no son muy profundos, alcanzando un límite de entre 20 y 30 cm de profundidad. Esta medida coincide con la longitud de la hoja de un palín (también conocido como palote o pala de cavar), lo que convierte a esta herramienta en la opción ideal para la intervención propuesta. Una cata de suelo con el palín puede ser, como comienzo, una buena manera de evaluar el grado de infestación de la grama.

Cata de suelo para evaluar la densidad y profundidad media de la grama (en este caso 19 cm).
Palín

Para desgramar un bancal de 10 metros cuadrados se necesita el trabajo de dos personas durante 5 horas, lo que equivale a media hora por metro cuadrado. Este cálculo está pensado para personas con un estilo de vida no sedentario, que alternen roles durante el proceso para repartir esfuerzos y permitir descansos.

Con el palín se van extrayendo secciones transversales del bancal, pero no de cualquier manera. Hay que ser muy sistemáticos. Esto es fundamental para una buena extirpación del rizoma. Para cada sección se irán extrayendo bloques de uno en uno (ver simulación en la imagen). Se cortará previamente cada bloque clavando el palín hasta el fondo por todos los lados, de forma que los rizomas dentro del bloque queden cercenados.

A continuación se extrae el bloque, con una profundidad correspondiente a las longitud de la hoja del palín, y se coloca delante, sobre la parte previamente trabajada. Con las manos se desmoronará cuidadosamente el bloque y se extraerán los rizomas en su conjunto, repasando por si pudiera quedar algún trozo suelto. Si el bloque está muy compacto, se le puede dar un golpe seco y contundente con el palín para que se desmorone y los rizomas se suelten. Solamente, cuando se haya terminado con este bloque, se pasará al siguiente. El objetivo es tener siempre muy controlada la «zona de intervención quirúrgica».

Extrayendo terrones de suelo de uno en uno, con simulación de los bosques a extraer en la sección.

Un vez que se ha terminado de desgramar una sección de suelo, esta se irá recogiendo y alisando con el rastrillo. El objetivo es, por una parte, mantener siempre homogénea la superficie de suelo ya desgramada y, por otra, dejar al descubierto posibles trozos de rizoma que hayan podido pasar desapercibidos.


Una vez limpio el bancal, se amontonan, de forma más o menos esparcida, todos los restos de rizomas, dejando pasar una o dos semanas para que se sequen. Pasado este tiempo se podrán utilizar con seguridad para el acolchado o su incorporación al montón de compost.

Resto de los rizomas al finalizar


A pesar de que se haya realizado una intervención muy meticulosa, siempre puede quedar algún fragmento de rizoma capaz de rebrotar, lo que no supone un gran problema. Como la tierra habrá quedado muy mullida tras la intervención, se podrán extraer los pequeños brotes con las manos o una palita de jardinero. Seis meses después de la intervención inicial, no quedarán rizomas vivos capaz de rebrotar.

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