Un huerto es un modelo a escala reducida de la organización y de las relaciones entre las personas y la naturaleza, como sociedad o como individuo. Se puede utilizar como recurso para alcanzar diferentes objetivos y puede ser una vía de acercamiento de la sociedad o de colectivos concretos al entorno natural y rural. De esta forma, realizando labores agrícolas básicas propias de la horticultura, se puede conocer y experimentar, entre otras cuestiones, cómo afecta al medio ambiente el desarrollo de estas tareas.
Crear un huerto es una aventura en la que participan todas las personas implicadas en su construcción y de ella se obtienen hermosas hortalizas y un muchas enseñanzas sobre temas hortícolas y medioambientales.
Se pueden montar distintos tipos de huertos y diseños en función de algunos aspectos condicionantes, y en base a ellos podemos decidir cuál de ellos es el más adecuado para cada caso (disponibilidad de luz, agua, espacio destinado al huerto, etc).
También es importante a la hora de montar un huerto los elementos auxiliares, ya que los huertos ya sean urbanos, de ocio, educativos… deben contemplar otros elementos más allá de los meramente productivos. Por ello, es importante dotarlos de espacios y medios que posibilitan las labores de índole pedagógica y formativa, de esparcimiento y juego o medioambiental.
Otra tarea importante y que no podemos olvidar a la hora de montar un huerto es la de organizar el trabajo, ya que partimos de elementos naturales como suelo, plantas, animales, sol… pero también de personas implicadas en el cuidado del mismo. Contar con la disponibilidad de cada una, definir y repartir las tareas en el huerto y conocer los calendarios de cultivo de cada zona, será de gran ayuda para planificar el trabajo en el huerto a lo largo del año agrícola.
La salud de nuestro huerto puede verse alterada sobre todo por la presencia de plagas y enfermedades. Igual que las personas debemos realizar una dieta y unos hábitos saludables para mantenernos sanos, en nuestro huerto debemos realizar buenas prácticas para evitar posibles daños en nuestros cultivos y muchos trabajos extras. Si aún así los problemas persisten entonces tendremos que echar mano del botiquín verde.
Y no podemos olvidarnos de las semillas. éstas pueden ser consideradas como el comienzo de todo cultivo, así como su continuidad en el tiempo. De ahí la relevancia de contar con semillas vivas que cuenten con su capacidad de reproducirse y evolucionar junto a nosotras en nuestro huerto. Por ello tenemos que conocer la amalgama de tipos de semillas con que nos podemos topar, variedades locales, semillas híbridas, certificadas, ecológicas… y sus implicaciones agronómicas, económicas y culturales. De la misma forma nos acercaremos a cómo “producirlas”, teniendo en cuenta factores como la floración, polinización, fructificación, recolección, conservación…
