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Las huertas son un espacio en el que los cultivos se disponen en líneas, formando a veces caballones o lomos. Dichas líneas de cultivo son de un ancho aproximado de 0,6 m y las personas se desplazan en los espacios que quedan entre ellas. Esto se hacía antiguamente porque el riego se realizaba “a manta”, pasando el agua entre los regueros que separaban los lomos. Hoy día se mantienen los lomos, aunque se usa el riego por goteo de forma longitudinal a lo largo de este.

Para crear la huerta hay que despejar la zona, limpiándola de piedras, elementos contaminantes y exceso de hierbas adventicias. Sin embargo, es recomendable mantener las hierbas en los alrededores para favorecer el albergue de fauna auxiliar. Se plantean dos opciones para su creación:

  1. La técnica del huerto instantáneo, sobre todo si hay exceso de hierbas. La vegetación se corta a ras de suelo, se señalan las zonas a cultivar y se incorporan las capas de material necesarias, para lo que se recomienda consultar el artículo elaborado al respecto de esta técnica.
  2. Despejar la zona desbrozando y removiendo el terreno. Para ello se han de cortar las plantas a ras de suelo, despejando posteriormente la zona para la formación de las líneas de cultivo. Después se aportará materia orgánica, removiendo ligeramente la tierra donde vayan a ir los lomos.

Algunas técnicas recomendadas para huertos educativos de este tipo son:

  • La instalación de acolchados permanentes con materiales secos, cubriendo los lomos.
  • El trabajo, siempre que sea posible, sobre tablones de madera o rasillones situados entre los lomos.
  • La reducción del laboreo del terreno, mejorando la estructura del suelo mediante el aporte de compost maduro y cultivos aireadores, como es el caso de los nabos.
  • La colocación de plantas aromáticas y protectoras, así como setos vivos de especies autóctonas.

MATERIALES PARA EL MONTAJE O ACONDICIONAMIENTO DE UNA HUERTA TRADICIONAL DE 60 m2

  • 4-6 balas de paja o su equivalente en rastrojos para acolchado.
  • 500-600 kg o bien 0,5 m3 de abono a base de estiércol maduro, compost, etc.
  • 80-100 kg de humus de lombriz.
  • 32 estacas de topografía, cabillas de ferralla o similar.
  • 1 rollo de cuerda de al menos 100 m, preferiblemente elástica, de las utilizadas en construcción.
  • Un tablón de 30 cm de anchura o rasillones.
  • Un rastrillo.
  • Una azada.
  • Opcionalmente, una carretilla de mano y una pala.

PASOS PARA LA CONSTRUCCIÓN

  1. Partiendo del terreno despejado, marcar las esquinas de los lomos que se van a realizar con estacas y unirlas con las cuerdas longitudinalmente. Si la tierra está demasiado seca puede resultar difícil clavar las estacas y trabajar en ella para realizar los lomos. Es preferible esperar a que haya llovido antes o bien regar un poco la zona.
  2. Repartir el abono a lo largo de las líneas en las que se formarán los lomos, con ayuda de la carretilla y la pala. Habrá que desplazarse por los espacios que quedan entre las líneas.
  3. Remover un poco con la azada para integrarlo en el terreno. No es recomendable voltear el terreno. Solo se trata de mover un poco para mullir inicialmente la tierra. Esta operación habrá de realizarse con un cierto grado de humedad del suelo, lo que se suele denominar “en tempero”. Si no ha llovido unos días antes, habrá que regar previamente.
  4. Colocar tablones o rasillones en los espacios que quedan entre las líneas para poder apoyarse durante la realización de las labores. Si se dispone de pocos, se van moviendo conforme se avanza.
  5. Desplazar la tierra, amontonándola hacia el centro de la línea para ir dando forma al caballón. Hay que procurar no pisar lo que se va moviendo, apoyándose en los rasillones o tablones, trabajando con las piernas en forma de uve. Si no fuera posible, se hará desde los lados del lineal.
  6. Una vez se tengan los lomos realizados, se reparte el humus de lombriz por encima del caballón, rastrillando un poco para dejar, en la medida de lo posible, una superficie horizontal, que dará una forma de trapecio al corte transversal del lomo.
  7. Por último, regar suavemente. En caso de necesitar sistema de riego, es buen momento para trazar las líneas de goteros y dejarlas instaladas. En cada caballón se distribuirán una o dos líneas de goteros.
  8. Acolchar, repartiendo la paja o rastrojos secos sobre los lomos. Hay que procurar desmenuzar bien la misma con las manos para que no queden partes apelmazadas y circule bien el aire. Es recomendable mantener el acolchado permanente durante toda la vida del huerto, e ir reponiéndolo conforme se vaya descomponiendo o cuando se rehagan los lomos. Cubrir los bancales con paja o rastrojos secos evitará que la tierra quede desprotegida, emerjan demasiadas hierbas adventicias, se reseque ante la falta de lluvia o se erosione o encharque ante una lluvia copiosa.