Los huertos particulares, son iniciativas personales, en la que la mayoría de las veces no disponemos de mucho espacio y la finalidad es el autoconsumo.

Podéis construir un huerto doméstico adaptado a tu espacio y a tu tiempo, algo que seguro te aportará muchas satisfacciones personales.

Desde el equipo de Andalhuerto, te proponemos que consultes nuestros materiales acerca de la instalación de un macetohuerto, aunque no dispongas de un suelo, algo fundamental en la agricultura ecológica, pero sabemos que no es siempre fácil disponer de uno en nuestro entorno.

¿Qué es un macetohuerto?

Es un espacio dedicado al cultivo de plantas comestibles en contenedores, utilizando sustrato como medio de cultivo, no entrando las raíces de las plantas en contacto con el suelo natural.

Aunque este término está construido con las palabras maceta y huerto, en realidad abarca mucho más. Además de hortalizas, un macetohuerto puede incluir todo tipo de plantas comestibles susceptibles de ser
cultivadas en contenedores, como: frutales, aromáticas, medicinales o plantas silvestres u ornamentales comestibles. El cultivo se puede desarrollar en diversos tipos de contenedores, más allá de las macetas.
Dentro de las múltiples opciones se pueden considerar: mesas de cultivo hechas con palés, cajas de verduras, bolsas, latas, botellas, cubos de plástico, bañeras, contenedores de basura desechados por los
servicios de limpieza y, en general, cualquier contenedor de material adecuado y no contaminante (como los neumáticos, que no son aconsejables por contener sustancias nocivas para la salud), capaz de albergar un
sustrato en el que cultivar plantas.

Azotea repleta de macetas con diversas hortalizas

¿Por qué tener uno?

Para la mayor parte de las personas, que viven en núcleos urbanos densamente poblados, sin acceso a tierra de cultivo, poder montar un macetohuerto implica volver a establecer un lazo con la producción de alimentos, que era lo normal en tiempos pasados. Además de mejorar la soberanía alimentaria, permitiendo la autoproducción de alimentos, el contacto con el verde vegetal aporta otras ventajas para el bienestar personal. De aquí que a un macetohuerto se le puedan encontrar diversas funciones: productiva, didáctica, recreativa, terapéutica, espiritual, etc.

Un macetohuerto es un excelente espacio de esparcimiento que puede compartirse con otras actividades

¿De qué tamaño?

Poner en marcha un macetohuerto puede tener un carácter meramente simbólico, bien por traer “el verde” al ámbito doméstico, por comer algo autoproducido o por el carácter didáctico para las personas más pequeñas,
entre otras razones.

También se puede optar porque tenga un carácter productivo y pueda surtir de cantidades razonables de determinadas hierbas, hortalizas y frutas frescas. Aunque, a priori, pueda parecer que se trata de macetohuertos de un tamaño importante, la escala es una cuestión relativa. Una jardinera bien gestionada en el alféizar de la ventana puede proveer, por ejemplo, del suficiente perejil y cebollino que se precise en la cocina a lo largo del año.

El tamaño del macetohuerto depende de la motivación y de las posibilidades

¿Cuánto invertir?

Un macetohuerto se puede construir realizando una inversión económica para la compra de todo lo necesario. Aunque tiene la ventaja de la inmediatez y, por tanto, es adecuada para quienes trabajan y tienen poco tiempo, los contenedores, el sustrato, las semillas, el sistema de riego y los útiles de trabajo, entre otros materiales, requieren de un gasto importante, especialmente teniendo en cuenta que se suelen adquirir como material de ocio, normalmente más caro. Para reducir el coste se puede acudir a tiendas de suministros para profesionales (cooperativas agrícolas, tiendas de material de riego en polígonos industriales, etc.), en lugar de a centros de jardinería (también conocidos como gardencenter) y a grandes superficies. Será difícil lograr una amortización económica, aunque cuando lo que se busca es el bienestar personal, la recuperación de lo invertido en valor emocional es rápida.
No obstante, un macetohuerto también puede ponerse en marcha con poca inversión. Eso sí, requerirá dedicar un mayor tiempo para conseguir todo lo necesario para construirlo. Es interesante aplicar la regla de las 3R (reducir, reciclar y reutilizar), pudiendo utilizarse como referente a la Permacultura, un modo de creación de espacios cultivados y habitados con un fuerte enfoque ambientalista. Para ciertas personas, esta forma de acometer la puesta en marcha de un macetohuerto es en sí misma un pilar fundamental del proyecto.
Poner en marcha un macetohuerto puede requerir de cierto conocimiento de bricolaje (corte y unión de madera, realización de agujeros, montaje de riego, electricidad básica, etc.), por lo que, si no se domina la materia, se habrá de considerar o bien adquirir dicha destreza o plantear un modelo que no la requiera.

¿Dónde situarlo?

Normalmente, las plantas utilizadas como alimento, se cultivan en espacios abiertos bien iluminados. Por tanto, la cantidad de luz que vayan a recibir las plantas en el macetohuerto es una cuestión que ha de ser tenida en
cuenta. Según las orientaciones, hay que considerar que:

  • Al norte: en invierno no entrará el sol y el crecimiento será difícil, mientras que en el verano entrará el primer sol de la mañana y el último de la tarde, permitiendo cultivar algunas hortalizas.
  • Al sur: la exposición es la más soleada, perfecta para el invierno, pero requerirá de un buen toldo en verano. El tamaño del macetohuerto depende la motivación y las posibilidades.
  • Al este: recibirá la agradable insolación de la mañana, evitando en verano el ambiente recalentado del sol de la tarde, aunque en invierno se perderá la confortadora luz vespertina.
  • Al oeste: se perderá la interesante luz de la mañana, sufriendo en verano de tardes sobrecalentadas, mientras que en invierno disfrutará del agradable sol de la tarde.
La forma en la que el sol incide en las edificaciones varía a lo largo de las estaciones

En climas cálidos, como el existente en muchas zonas de Andalucía, el exceso de irradiación solar, sobre todo en suelos pavimentados, genera sobrecalentamientos en verano que, o bien obligan a sombrear con mayas, o en el peor de los casos, impiden cultivar durante esta estación.

En ocasiones es de utilidad colocar los contenedores sobre bastidores con ruedas de forma que en épocas calurosas se pueden mover a ubicaciones sombreadas y viceversa, cuando lo que se pretende es encontrar los tenues rayos invernales.

Las mallas de sombreo no muy tupidas (entre 40% y 60% de capacidad de sombreado) pueden ser necesarias en los macetohuertos durante los tórridos veranos de los patios, balcones y azoteas andaluces.

El peso es una cuestión fundamental a considerar si se quieren evitar sustos. Si bien las construcciones modernas se realizan con hormigones muy resistentes, gracias a los cuales esta preocupación no es importante, cuando más antiguas son las casas, las capacidades de resistir cargas importantes se reducen significativamente. Esto es especialmente importante tenerlo en cuenta en los balcones y, en menor medida, en las azoteas.
A la más mínima duda, es conveniente contar, al menos, con la opinión de alguna persona experta.

¿Qué sustrato utilizar?

Hay que tratar de evitar el uso de la tierra como elemento principal para llenar los contenedores. Esta es pesada, densa e insuficientemente porosa para el cultivo en macetas. Hay que tener en cuenta que una planta ha de desarrollar sus raíces en un espacio muy restringido. Si se usa tierra, esta dejará poco espacio para el adecuado crecimiento de estas. Además incrementa sensiblemente las cargas de los espacios.

Una hortaliza como la col, por ejemplo, desarrolla un sistema radicular potente. Por tanto si queremos un buen crecimiento, a cada especie habrá que proveerle de un contenedor acorde a las necesidades de sus raíces.

Un sustrato adecuado debe retener humedad y nutrientes, al tiempo que permitir la adecuada aireación para las raíces. Por ello, hay que adquirir un buen sustrato universal que no tenga fertilizantes químicos, o bien elaborar uno propio a partir de ingredientes adecuados. Como ejemplos de estos se pueden considerar:

  • Estructurantes orgánicos: turba (rubia o negra) y fibra de coco.
  • Estructurantes minerales: perlita, vermiculita, arlita y arena (muy pesada).
  • Fertilizantes orgánicos: compost de restos vegetales, humus de lombriz, estiércol de oveja y guano.
  • Fertilizantes minerales: ceniza de madera y harina de roca basáltica.

Adicionalmente puede aplicarse una mínima proporción de tierra que permitirá incorporar semillas de hierbas silvestres al macetohuerto. No es obligatorio si no se desea escardar, pero ¿qué sería una huerta sin la diversidad que aportan las hierbas? Un macetohuerto debe servir para traer un trocito de campo a las personas que habitan en la ciudad. Además, algunas de estas plantas son también comestibles.

¿Qué semillas utilizar?

Lo más adecuado será utilizar semillas que no hayan tenido tratamientos químicos. Para ello es posible adquirir semillas certificadas para el cultivo ecológico, que pueden identificarse por el logotipo europeo utilizado para el etiquetado de los productos ecológicos.

También se pueden intercambiar semillas con otras personas hortelanas y macetohortelanas que las conserven.

En algunos casos, pueden ser extraídas de los productos ecológicos comerciales, siempre que no sean híbridos, algo no siempre fácil de saber. Es mejor preguntar a la persona que las esté vendiendo. Sería el caso de pimientos y tomates principalmente, aunque hay otras.

Si además, se desea ser independiente y ejercer una mayor soberanía sobre la producción de alimentos, las semillas que se obtengan en el macetohuerto, una vez extraídas y secas, pueden ser almacenadas durante un par de años en botes herméticos en un lugar seco, fresco y oscuro, con un trocito de tiza en su interior para que absorba el exceso de humedad.

La obtención, conservación y siembra de semillas propias
es otro aliciente del cultivo de macetohuertos.

¿Cómo regarlo?

El suministro de agua también ha de ser considerado, pues si no se dispone de un grifo con manguera, cuando se tengan muchos contenedores y macetas habrá que hacer bastantes viajes desde la cocina o el baño para poder regar las plantas. Interesante son las opciones de recogida de agua de lluvia, depósitos para establecer riegos por gravedad, etc. Y cuando toque irse de vacaciones, habrá que pedir a alguien de confianza que pase a regar cada varios días o poner en marcha un sistema de riego automático conectado al grifo del fregadero, la ducha, o el depósito. También se podrán usar, como alternativa, sistemas de autoriego que no requieran conexión a la red de abastecimiento.

El riego por goteo y el acolchado son excelentes formas de
manejar el agua y la humedad del macetohuerto.

¿Y si aparecen seres incómodos?

Es propio de las personas hortelanas que empiezan a cultivar preguntarse qué productos son los más adecuados para mantener a raya las plagas y enfermedades que pueden afectar a las plantas. Frente a esta visión de mero control mediante la aplicación de sustancias, que debe ser siempre la última alternativa, existe una batería de medidas de manejo encaminadas a evitar la aparición de estos seres incómodos, que pueden comprometer la futura cosecha.

Una de las acciones fundamentales es llevar a cabo un abonado con materias orgánicas de calidad (estiércol, compost, humus de lombriz, etc.), ya que estas incrementan la fertilidad del sustrato, aportando así una nutrición
equilibrada para el crecimiento de plantas sanas.

También es interesante incrementar la diversidad, tanto de cultivos (rotaciones y asociaciones de cultivo), como de las plantas acompañantes (aromáticas y hierbas silvestres), que fomentan la presencia de insectos auxiliares, reduciendo el riesgo de que una plaga prospere y se coloque en una posición aventajada. También puede ser interesante la colocación de un pequeño hotel de insectos, capaz de ofrecer espacio para criar aquellos que son beneficiosos y permitir que, así, se afinquen en el macetohuerto.

Momias de pulgón parasitadas por avispas en un macetohuerto,
lo que muestra que la biodiversidad se abre camino donde tiene
oportunidad, incluso en un espacio doméstico.

Como tercera medida es recomendable el uso de variedades tradicionales de cultivo que, a diferencia de las modernas, cuentan con una alta variabilidad genética que les da la capacidad de adaptarse y resistir a la aparición de plagas y enfermedades.

También pueden utilizarse otras técnicas que no implican la aplicación de productos, como la eliminación manual de insectos y hojas o frutos enfermos, el uso de mallas antipájaros o insectos, las siembras y trasplantes en la fecha
adecuada o el uso de trampas con atrayentes alimenticios o feromonas, entre otros.

La asociación de cultivos como esta de col, cebolla y rábano, son
una excelente herramienta para manejar los seres incómodos y
aprovechar el espacio.

Si aún así los problemas persisten, pensaremos en utilizar algún tipo de sustancia autorizada en agricultura ecológica, pero siempre con criterio, aplicándolo de forma muy localizada sobre el problema y pensando en que tenga el menor impacto sobre los insectos auxiliares. Ejemplos de estos son el jabón potásico, el vinagre, azufre o la tierra de diatomeas.