El agua es uno de los recursos naturales cuya disponibilidad puede verse más afectada debido a los efectos del Cambio Climático, de ahí la importancia de establecer huertos que hagan un uso más racional de este bien escaso. En esta página se detallan una serie de consejos y técnicas que permiten realizar un uso más eficiente del agua en los huertos.
Diseño
La principal herramienta especialmente útil en huertos de nueva creación, es la realización de un buen diseño de la estructura y elementos del huerto. Los aspectos clave a tener en cuenta serían:
- Ubicación: una orientación adecuada puede permitir una considerable reducción de la demanda de agua del huerto. En verano, por ejemplo, se pueden aprovechar las sombras que crean edificios, árboles, muros… para reducir las necesidades hídricas de las plantas. Además, el cultivo de especies de hoja como lechugas, coles, acelgas, frutos del bosque… no sólo es posible en zonas menos soleadas, sino incluso conveniente.
- Elección del sistema riego: es preferible la utilización de aquellos sistemas de riego más eficientes en el uso de agua, por ello se recomiendan los sistema de exudación o mediante goteo. Si además estos sistemas se realizan semienterrados, se reducirán las pérdidas por evaporación.
- Elección de especies/variedades adaptadas: a la hora de elegir especies y variedades se deberían priorizar aquellas de menores requerimientos hídricos, muchas de ellas de variedades locales/tradicionales, e incluso optar por prescindir totalmente del agua en sistemas como la huerta a la “seca”.
Prácticas culturales
Un uso racional del agua puede lograrse aplicando una serie de prácticas culturales:
- Acolchados: los acolchados naturales (paja, hierba seca, hojas secas, restos de cultivo…) o inertes (papel, cartón…) del suelo permiten una considerable reducción de la demanda del agua, al reducir la temperatura y la evaporación del agua del suelo.
- Fertilidad del suelo: mejorar la fertilidad de nuestros suelos, aumentando el contenido de materia orgánica y mejorando la estructura de este, permite disponer de suelos con mayor capacidad de retención de agua, y reducir la demanda de agua de nuestros cultivos.
- Mejora de la textura: si es posible, el cultivo en suelos equilibrados en arcillas, limos y arenas, permite una mejora en la capacidad de retención de agua, lo que redunda en una mayor eficiencia del riego.
- Eficiencia y frecuencia de riegos: un programa de riegos adecuado debería: a) evitar riegos excesivos para evitar la lixiviación, b) evitar riegos demasiado cortos en los que el agua solo moja la parte superficial del suelo, c) autolimitación del agua a utilizar y d) debería realizarse, a ser posible, al atardecer o en su defecto al amanecer.
- Asociaciones de cultivos: una buena asociación de cultivos, así como el aumento de la densidad de plantación, puede ayudar a mejorar la eficiencia del uso del agua, logrando crear microclimas más frescos en el huerto
Infraestructuras
La creación y uso de una serie de infraestructuras en los huertos, va permitir hacer un uso más eficiente del agua.
- Sombreos físicos/naturales: para el cultivo de huertas en lugares de mucha insolación durante el verano, puede ser aconsejable la instalación de estructuras de sombreo que reduzcan la insolación de los cultivos. Estos sombreos, permanentes o temporales, pueden realizarse mediante mallas de sombreo o mediante la asociación de plantas trepadoras que reduzcan la insolación directa de nuestros cultivos en pleno verano.
- Recogida de aguas pluviales: para el caso de huertos implantados en los alrededores de edificios que dispongan de cubiertas, se podrían establecer sistemas que permitieran la recogida de aguas pluviales.
- Recogida de lixiviados: en el caso “Cultivo en contenedores” o similares, una buena estrategia consiste en establecer sistemas de recogida de los lixiviados que se producen tras el riego. Esto permite por un lado reutilizar el agua sobrante, y por otro evitar las pérdidas de nutrientes disueltos en esta.
- Cercas cortavientos: muchas de las pérdidas de agua de los huertos en pleno verano, se producen por evaporación del agua y una forma de minimizarla, es reduciendo la velocidad de circulación del aire entre los cultivos, al disminuir las necesidades de hidratación de las plantas y la evaporación directa del agua del suelo. Para ello, se aconseja la utilización de barreras cortavientos alrededor de las huertas o al menos de forma perpendicular a los vientos dominantes en pleno verano. Estas barreras pueden ser temporales como las que propiciarían el cultivo en franjas de maíz, girasol, judías encañadas… sembradas alrededor del huerto. Otra posibilidad es establecer cercas físicas (vallas, cañas, mallas…) o setos permanentes, con diferentes especies, que además de mejorar el microclima del huerto, aumentan las posibilidades de producción del propio huerto (berries, pequeños frutales, chumbera, vid…) y su propia biodiversidad funcional (aromáticas, leguminosas, arbustos…).