La actividad de los seres humanos tiene una creciente influencia en el clima de la Tierra, contribuyendo al aumento de la temperatura media y la modificación del régimen de precipitaciones. La quema de combustibles fósiles, la tala de las selvas tropicales y la ganadería intensiva son las principales causas. Las enormes cantidades de gases producidos por estas prácticas se añaden a los que se liberan de forma natural en la atmósfera, aumentando el efecto invernadero y el calentamiento global. Este hecho quedó reconocido durante la XXI Conferencia sobre Cambio Climático, en la que negoció el Acuerdo de París que actualmente establece compromisos en la lucha contra el cambio climático, con el objetivo principal a largo plazo de mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 °C sobre los niveles preindustriales.

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es Foto1.jpg
La Tierra requiere con urgencia del cuidado de todas las personas

El hecho de que el cambio climático va a transformar de forma dramática el modo de vida de la humanidad, debe afrontarse, no desde una perspectiva pesimista, sino desde el convencimiento de que aún se está a tiempo de contribuir a dejar un mundo en el que las generaciones futuras puedan vivir dignamente. Para ello, son esenciales, sin demora, todas las pequeñas acciones de la ciudadanía en la dirección correcta.

La humanidad puede utilizar dos tipos de medidas en la lucha contra el cambio climático. Por un lado, las de mitigación, que son aquellas encaminadas a reducir y limitar las emisiones de gases de efecto invernadero y, por otro, las de adaptación, que se basan en reducir la vulnerabilidad ante los efectos derivados del cambio climático.

En la lucha contra el cambio climático, la agricultura ecológica se muestra como una opción clara, contribuyendo tanto a la mitigación como a la adaptación. El uso de sus técnicas en los huertos sociales y educativos permite a la ciudadanía de los pueblos y ciudades a contribuir a mejorar el clima y las condiciones de vida en la Tierra.

¿Cómo contribuir con el huerto a mitigar el cambio climático?


El CO2 procedente de la quema de la materia orgánica, tanto fósil como natural, es el principal gas de efecto invernadero. Cualquier práctica que permita capturar este gas de la atmósfera e incorporarlo al suelo será positiva en la mitigación del cambio climático. A esto se le conoce como la capacidad sumidero de carbono del suelo, a la que la agricultura ecológica contribuye en gran medida.

Podemos contribuir a frenar el cambio climático con las siguientes prácticas: cuidar el suelo, aprovechar el agua y realizando acolchados para reducir pérdidas, mejorar la biodiversidad y seleccionar el cultivo utilizando variedades locales.

Haz clic en la imagen para descargar el archivo

Acolchado permanente


Es una capa de materia seca que se coloca sobre la tierra y entre las plantas, de un grosor entre 15-30 cm y que se mantiene durante todo el año, reponiéndose a mediada que se va descomponiendo. Este puede ser de paja, papel picado, cartón, césped seco, hojarasca, paja seca, o una combinación de varios de ellos.

¿Qué se mejora?
• Retención del agua del suelo hasta cuatro veces más tiempo, con lo que el riego se reduce e incluso se elimina.
• Disminución de la pérdida de nutrientes por lixiviación al amortiguar el impacto de la lluvia.
• Reducción del gradiente de temperaturas, evitando las extremas, tanto de frío como de calor, y protegiendo las raíces de las plantas y la vida del suelo.
• Disminución de la germinación de las hierbas adventicias, al reducir la incidencia de la luz solar sobre el suelo.

Uso abonos orgánicos


El estiércol, compost y humus de lombriz bien elaborados son materiales ricos y equilibrados que alimentan a los microorganismos del suelo y a las plantas. Tienen una textura y porosidad que permite el desarrollo de raicillas pequeñas y la aireación del suelo.

¿Qué se mejora?
• Disposición de nutrientes de forma directa y armónica para las plantas.
• Mejora de la estructura del suelo, favoreciendo la cohesión de sus agregados.
• Aumento de la población de lombrices en el suelo que se encargarán de producir humus de forma directa y airearán el mismo a través de sus galerías.

¿Cómo adaptar el huerto a los efectos del cambio climático?


Todas aquellas prácticas que permitan facilitar que la agricultura ecológica se pueda realizar con normalidad contribuirán a que el huerto esté más adaptada a las condiciones de un clima cada vez más riguroso. El uso de acolchados y abonado orgánico comentados anteriormente, también contribuyen a la adaptación al cambio climático, pero además existen otras técnicas muy efectivas.

Uso de las semillas de variedades tradicionales


Las semillas de variedades tradicionales tienen una alta diversidad genética, lo que les permite contribuir a la adaptación general del huerto a condiciones adversas de temperatura y humedad, así como a posibles desequilibrios que puedan fomentar la aparición de insectos y hongos.

¿Qué se mejora?
• Obtención de plantas resistentes con mayor potencial de resilencia.
• Contar con plantas con un mayor sistema inmunológico y una mayor rusticidad.
• Posibilidad de recolección de semillas propias para su posterior siembra.

Uso de las plantas aromáticas

Las plantas aromáticas aportan un plus a los huertos ya que ayudan al mantenimiento de la biodiversidad de estos. Sirven de atrayentes de fauna auxiliar, que ayudará a mantener el equilibrio ecológico del medio, de abejas y demás insectos polinizadores y, demás,
muchas de ellas segregan sustancias inhibidoras de la germinación de semillas silvestres, así como sustancias favorecedoras del enraizamiento de algunos cultivos. Las plantas aromáticas aumentan las posibilidades de adaptación de los insectos y otros seres vivos a un clima con temperaturas crecientes.

¿Qué se mejora?
• Aumento de la biodiversidad mejorando la resilencia general del huerto.
• Aumento de la fauna auxiliar, impidiendo que se dispare la población de otros animales.
• Aumento de la presencia de abejas y demás insectos polinizadores.
• Mejora de acciones beneficiosas respecto a los cultivos mediante efectos alelopáticos a través de las raíces.
• Creación de huertos más armoniosos y bellos.