Con el paso del estío el campo está más bien seco y no queda gran cosa en lo que a plantas silvestres se refiere que echarse a la boca. En algunos retales de huertos se pueden encontrar verdolagas (Portulaca oleracea), que estarán presentes hasta la llegada del frío, cuando se terminarán helando. Estas plantas, muy típicas de la gastronomía popular, estarán buenas en revueltos, o al vapor con patatas y un chorreón de aceite. Al tener ácido oxálico deben consumirse con moderación.
El bulbo del ajoporro es muy parecido al del ajo
Cuando gusta de aprovechar aquellas plantas que el campo pueda proveer, antes de la llegada de las primera lluvias, es una buena opción el ajoporro (Allium ampeloprasum), ancestro del puerro cultivado. Se distingue fácilmente por su tallo florífero, ya seco después del verano. Tirando de él no resultará difícil extraer el bulbo, que suele estar bastante superficial. Este puede utilizarse en la cocina como sustituto del ajo. Estos son una buena opción para ser plantados en el margen no cultivado de un huerto, para generar biodiversidad y producir alimento adicional.
La aparentemente frágil pamplina (Stellaria media) es de las primeras plantas en salir durante el otoño. De ella pueden aprovecharse las hojas para cocerlas a modo de espinaca, o utilizarla en guisos y revueltos. No obstante, al igual que la verdolaga, debe consumirse también en poca cantidad, pues al contener saponinas puede resultar indigesta.
En el monte empezarán a estar disponibles algunos frutos de árboles y arbustos, como el madroño (Arbutus unedo), que se podrán compartir con pájaros y otros animales frugívoros. Sus frutos son aromáticos y azucarados. Es mejor consumirlos antes de alcanzar la madurez total, cuando aún están naranjas. Si se espera más, cuando tornan a tono rojizo, pueden ser indigestos, por lo que no debe abusarse de ellos. Se pueden comer crudos o hacer mermelada.
El paloduz crece abundante en los márgenes del rio Guadalquivir
En zonas ribereñas puede encontrarse el paloduz o regaliz (Glycyrrhiza glabra). La raíz de esta planta es uno de los condimentos más antiguos. Tiene un sabor anisado y agridulce. Se usa mucho en confitería, postres, tartas, dulces y en bebidas. Tradicionalmente se ha venido consumiendo también como “chuchería”, pues son agradables de masticar. Al estar a cierta profundidad, no hay que desesperar al ponerse a cavar en su busca.
También existe la posibilidad de cultivar plantas silvestre en los huertos, e incluso en los macetohuertos. A priori esta puede parecer una idea extravagante, cuando ya existen estupendas variedades de plantas cultivadas de las que poder alimentarse. Pero acaso, ¿no son las plantas cultivadas el resultado de un proceso de domesticación realizado por el ser humano a partir de las plantas silvestres? o ¿no es este un ser capaz de enfrascarse en proyectos de lo más variopinto por mera curiosidad?. De hecho, basta con darse un paseo por algunos huertos de ocio para darse cuenta de que ciertas personas las cultivan, en un afán de encontrar cosas nuevas para dar
diversidad a sus pequeñas parcelas.
Semilleros de plantas silvestres de acelgas (Betas vulgaris), diente de león (Taraxacum officinale) y collejas (Silene vulgaris)destinados a un macetohuerto de otoño.