Para saber cómo distribuir y alternar las plantas en el huerto o en el bancal, se precisa conocer primero los diferentes tipos y sus características. Podemos clasificar las plantas por su parte aprovechable (raíz, hoja, flor, fruto, y semillas), pero también se pueden clasificar en grupos de familias de plantas de similares características, en cuanto a sus requerimientos o aportes de nutrientes. De esta forma, hay familias de hortalizas que son muy exigentes y, por tanto, necesitan suelos ricos para crecer, y otras que lo son menos. También hay familias de plantas que aportan nutrientes al suelo y que ayudan a su recuperación.
Las hortalizas se pueden agrupar por familias como se muestra a continuación.
Leguminosas y crucíferas
Las leguminosas son plantas enriquecedoras, que mejoran los niveles de nitrógeno y de materia orgánica en el suelo, ayudando a su recuperación y fertilización. Habas, judías verdes, guisantes, garbanzos, lentejas y soja son algunos ejemplos de plantas leguminosas.
Por su parte, las plantas crucíferas, como las coliflores, el brócoli o la col, son hortalizas exigentes que demandan importantes cantidades de nutrientes.
Umbelíferas y liliáceas
Por lo general, las hortalizas de las familias de las umbelíferas y liliáceas son plantas que requieren un nivel medio o bajo de nutrientes. La zanahoria y el hinojo pertenecen a las umbelíferas y los ajos; las cebollas y los puerros a las liliáceas.
Compuestas, quenopodiáceas y cucurbitáceas
Las cucurbitáceas, como la calabaza, pepino, calabacín, melón o sandía, son plantas exigentes debido a sus grandes frutos.
Dentro de las compuestas, las hortalizas de hoja como lechugas y escarolas son poco exigentes y demandan menos nutrientes para su crecimiento.
La familia de las quenopodiáceas incluye espinacas y acelgas, de exigencia media en nutrientes, y la remolacha, más exigente que las anteriores.
Solanáceas
Las solanáceas son plantas exigentes y para su crecimiento necesitan extraer del suelo gran cantidad de nutrientes. Ejemplos de plantas solanáceas son los tomates, pimientos, berenjenas y patatas.
Otro factor a tener en cuenta es la profundidad de las raíces. Las hortalizas de raíces poco profundas utilizan los nutrientes de las capas superficiales del suelo y, las que tienen raíces más largas, buscan los nutrientes en las zonas más profundas del suelo.