En el huerto cultivamos diferentes tipos de plantas. A las que nos sirven de alimento las llamamos hortalizas. Algunas hortalizas podemos comerlas crudas y otras es necesario cocinarlas. Normalmente de las hortalizas no aprovechamos la planta entera sino solo algunas partes. En función del tipo de planta podemos comer sus raíces, hojas, semillas o frutos, y de algunas incluso podemos comernos sus flores.

Según su aprovechamiento, podemos clasificar las hortalizas como se muestra a continuación.

Hortalizas de hoja

Son las plantas de las que aprovechamos sus hojas para comer.
Las llamamos plantas de ciclo breve porque se desarrollan y se recolectan en poco tiempo tras la siembra, y siempre antes de que florezcan. En este grupo tenemos las lechugas, espinacas, acelgas, apio, rúcula, escarolas o la col, también llamada berza o repollo.

Hortalizas de flor

De las plantas de flor aprovechamos sus flores. Esto significa que hay que dejarlas un poco más de tiempo en el huerto para que puedan crecer y desarrollar las flores. Coliflores, brócolis y alcachofas pertenecen a este grupo de hortalizas.

Las hortalizas de flor requieren más tiempo para desarrollarse

Hortalizas de fruto

De ellas nos comemos los frutos que recolectamos. Algunos frutos se recolectan en una fase temprana, como las judías verdes o las habas tiernas. Otros requieren más tiempo de desarrollo y se recolectan en una fase más madura como por ejemplo tomates, pimientos, berenjenas, pepinos o calabacines.

En algunos casos los frutos se forman dentro de una vaina, es el caso de las leguminosas, como las lentejas, los guisantes, o las habas. En otros casos se agrupan en forma de mazorca, como los granos del maíz, o en forma de flor, como las pipas de girasol.

Hortalizas de raíz

De estas hortalizas se aprovecha la parte que está debajo de tierra, ya sea en forma de raíz (zanahoria, remolacha, nabo, rábano…), de tubérculo (patata) o de bulbo (puerro, ajo, cebolla…).

Las hortalizas de raíz crecen debajo de la tierra

Cuando las hortalizas que cultivamos han desarrollado la parte de la planta que nos comemos, entonces se recogen del huerto. A esta acción se le llama cosechar. Si por el contrario lo que queremos es obtener semillas de estas hortalizas, para sembrar en años próximos, tenemos que mantener la planta en el terreno hasta completar su ciclo de vida. De esta forma dejamos que la planta se desarrolle en su totalidad, para que pueda así echar flores y producir frutos, y con ellos las semillas, aunque se trate de una planta de hoja.

Cosechamos las hortalizas cuando han desarrollado la parte que nos interesa

Además de las hortalizas, en el huerto también podemos cultivar plantas auxiliares. Dentro de estas plantas contamos con las flores y las plantas aromáticas. Muchas flores, además de servir para adornar y perfumar el lugar en el que nos encontramos, también se pueden comer, como por ejemplo las del calabacín, la malva o el jazmín. Las plantas aromáticas se pueden utilizar para dar sabor y olor a las comidas, para realizar infusiones o para colocar en los armarios y cajones a modo de ambientador natural.

Instalar en el huerto plantas auxiliares (lavanda) beneficia a los cultivos

En el huerto, las plantas auxiliares cumplen una función muy importante ya que ayudan a las hortalizas a crecer y a desarrollarse mejor. Algunos de los beneficios que producen en el huerto son los que se muestran a continuación.

Mejorar las producciones

Los colores vivos de las flores atraen al huerto insectos polinizadores como las abejas, que son necesarios para que algunas hortalizas puedan producir frutos. Es el caso del calabacín o de la calabaza. Así por ejemplo, la lavanda es una planta que favorece la presencia de abejas y esto hará que nuestro huerto tenga más éxito y que nuestras producciones sean más abundantes.

Proteger los cultivos

Hay plantas aromáticas que producen sustancias repelentes de algunas plagas manteniéndolas alejadas de nuestro huerto. Otras tienen la capacidad de atraer insectos beneficiosos que son depredadores de algunas plagas, eliminándolas o disminuyendo el daño que puedan causar a nuestros cultivos.