Con el final de verano llega el momento de preparar la huerta para iniciar las siembras y trasplantes de los cultivos de otoño e invierno. Como paso previo, es necesario retirar los restos de los cultivos que han estado prosperando desde la primavera.

Los cultivos que fueron entutorados deben ser desmantelados, teniendo cuidado de separar las cuerdas y rafias utilizadas para sujetarlos, que trataremos de reutilizar el próximo año o, si están deteriorados, tirar a un contenedor para su reciclado. Las cañas las apilaremos y protegeremos en una posición que evite que las inclemencias del invierno las deterioren, especialmente procurando que no estén en contacto con el suelo, lo que les provocaría pudriciones.

A falta de suficientes restos de cultivo, también se puede acompañar el acolchado con paja

Los restos del cultivo pueden ser enviados al compostero o, mejor, utilizados como acolchado. Este uso como cubierta tiene ventajas importantes para el suelo y las plantas. Su existencia evita que la lluvia del otoño impacte sobre la superficie provocando la creación de costras superficiales que podrían producir erosión y encharcamiento. Las lombrices se ven animadas a subir a alimentarse de estos restos vegetales, haciendo galerías y mejorando la comunicación del agua y el aire. Con ello, el suelo respirará mejor y permite una mejor infiltración y almacenamiento del agua. Además, al descomponerse se producirán elementos nutritivos que podrán ser aprovechados por las raíces. Al ser una descomposición lenta, estos nutrientes se liberarán progresivamente durante todo el otoño e invierno. Otro beneficio tangible de este tipo de acolchado es la menor aparición de hierbas espontáneas, ya que el sombreado que se produce sobre el suelo reduce la incidencia de los rayos de sol y consecuentemente, la inducción a la germinación de las semillas. Como puede verse, todo son ventajas.

También merece la pena tener en cuenta que, algunos cultivos, como el de los pimientos, que habitualmente son tratados como plantas anuales y retirados al final del verano, en realidad son perennes. Aquellos ejemplares situados en una posición que no comprometa la adecuada gestión del huerto, con una poda y protección adecuadas, pueden tratar de conservarse hasta la próxima primavera, en las que proveerán de una cosecha temprana, al tiempo que se trasplanten los pimientos de la siguiente estación.