Febrero y marzo son los meses en los que empiezan a prepararse los semilleros destinados al trasplante de los cultivos de verano, lo que sucederá a lo largo de la primavera. Las semillas de tomates, pimientos y berenjenas son los principales objetivos en este momento. Sin embargo, estos cultivos, acostumbrados a crecer con las temperaturas cálidas del verano, no encuentran en estos meses temperaturas adecuadas. De hecho, las semillas de pimiento, que son a las que más le cuesta arrancar, requieren una temperatura superior a los 6ºC para germinar. Al tomate y la berenjena les cuesta algo menos, aunque los fríos invernales no les ayudan.
Para facilitar la germinación y el crecimiento en las fases tempranas de cultivo, tradicionalmente se han utilizado lo que se denominan camas calientes, cuyo uso sigue estando vigente en la actualidad.
Se trata de una estructura que se utiliza para proteger los semilleros de las bajas temperaturas, permitiendo que prosperen incluso en las épocas más frías del año. Suelen estar formadas por un contenedor de madera o ladrillo cubiertos por una lamina de vidrio, plástico, metacrilato u otro material transparente. Esta última ha de levantarse durante unos minutos todos los días para facilitar la ventilación y evitar la aparición de enfermedades que produzcan pudriciones de los plantones.
Si los inviernos son suaves, como sucede en muchos municipios andaluces, la simple insolación diurna será suficiente para facilitar el crecimiento. Sin embargo, para otras muchas localidades puede ser de interés mantener las camas calefactadas, existiendo dos maneras de hacerlo:
• Calefacción natural. Este método tradicional, ambientalmente más sostenible, consiste en disponer una capa de unos 50 a 60 cm de estiércol fresco en el fondo de la cama, dejándolo fermentar durante varios días. Al principio alcanzará temperaturas relativamente elevadas, en torno a 60ºC, para bajar más tarde hasta los 25 ºC, que es la temperatura adecuada. En ese momento hay que colocar sobre el estiércol una capa de sustrato de unos 10 cm sobre en cual se sembrarán las semillas.
• Calefacción artificial. Se utilizan cintas calefactoras que se colocan justo debajo del sustrato a caldear. Tienen poca potencia y se enchufan directamente a las red, no teniendo apenas consumo. Pueden conectarse con un termostato para ajustar la temperatura. Estas cintas se consiguen en tiendas de material de calefacción y aire acondicionado, que las venden para desescarchar tuberías. Aunque este sistema es más fácil de instalar, existen los riesgos propios de trabajar con electricidad en ambientes húmedos. Este sistema, no obstante, nos permite instalarlos en el patio o balcón del propio domicilio, permitiendo una mejor vigilancia.