Desde hace más de dos siglos el jabón potásico se usa para el control de muchos artrópodos y microorganismos como insectos, ácaros y hongos. Descubre cómo usarlo.

Cuando las medidas preventivas que mejoren la diversidad en el huerto tales como la fertilización orgánica, las rotaciones y asociaciones, las variedades locales, los setos y otros refugios de insectos auxiliares, como la charca, el hotel de insectos o la espiral de aromáticas, no son suficientes, se requiere el uso de sustancias para controlar la situación. En esta serie se presentarán sustancias comunes y de baja toxicidad, que facilitan un uso seguro de las mismas.

Debido a su efectividad y versatilidad, la primera sustancia que se explorará es el jabón potásico. Por lo tanto, como se mostrará a continuación, debería ser una de las primeras opciones en incluirse en el botiquín del huerto.

¿Qué es?

El jabón potásico es un producto soluble en agua, resultando de la combinación de la potasa caustica (hidróxido potásico, KOH) con los ácidos grasos de diversos aceites vegetales (oliva, girasol, colza, coco, etc.). El proceso de combinación por el que estas sustancias de unen se denomina saponificación y es común en la fabricación de jabones de diverso tipo.

No debe confundirse con el jabón de sosa, pues este se fabrica con sosa caustica (hidróxido sódico, NaOH), que es el que normalmente se fabrica a nivel doméstico. Se distinguen fácilmente ya que el jabón de potasa es líquido o pastoso y algo transparente, mientras que el de sosa es sólido y opaco.

¿Para qué se usa?

El jabón potásico es un producto que viene utilizándose desde hace más de 200 años en el control de muchos artrópodos que causan problemas en los cultivos. Es apto para todo tipo de cultivos, como frutales, hortícolas y otras plantas herbáceas, tanto en invernadero como al aire libre. También es útil en plantas ornamentales.

El jabón potásico tiene un uso variado:

  • Controla con carácter general insectos y ácaros de cutícula blanda, además de otros insectos.
  • Ayuda a la limpieza de la melaza excretada por pulgones, cochinillas y moscas blancas. También limpia la negrilla, un hongo que crece sobre esta melaza, dificultando la actividad fotosintética de las plantas.
  • Es un excelente mojante que mejora la efectividad de muchos preparados fitosanitarios, por lo que es recomendable tenerlo permanentemente en el botiquín del huerto.
  • Aporta potasio, uno de los tres macronutrientes principales de las plantas (nitrógeno, fósforo y potasio), aunque en agricultura ecológica no puede utilizarse con este cometido fertilizante (solo se autoriza como fitosanitario).
Imagen 2. La negrilla que se desarrolla sobre la melaza de los pulgones y cochinillas puede lavarse con jabón potásico (fuente: Wikipedia)

¿Como actúa en los artrópodos?

En el caso de los insectos y los ácaros, actúa por contacto directo, no teniendo efecto, ni por ingestión, ni sistémico (penetración en la planta, actuando posteriormente desde el interior de esta).

Son dos los mecanismos de actuación del jabón que dificultan la vida de los artrópodos, produciéndoles eventualmente la muerte:

  • Ruptura de las membranas celulares, que permite la penetración de los ácidos grasos en el insecto, provocándoles deshidratación.
  • Obstrucción de los orificios de respiración (espiráculos), con la consecuente asfixia.

¿Qué controla?

En el Registro de Fitosanitarios del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, para el tipo de sustancia “sales potásicas de ácidos grasos vegetales”, que es donde encaja, se observa que con carácter general los preparados comerciales de jabón potásico se aplican sobre insectos y ácaros de cutícula blanda: pulgones, mosca blanca, trips y araña roja.

En algunos casos se mencionan también para diversas especies de cochinillas y varias larvas de lepidópteros, como la polilla del tomate y el taladro del ajo.

¿En qué consiste su efecto mojante?

La tensión superficial es la fuerza que mantiene juntas las moléculas de agua en la superficie, lo que hace que el agua forme una especie de «piel» que dificulta la penetración de otras sustancias. El efecto mojante del jabón potásico se debe a su capacidad para reducir esa tensión superficial del agua.



Imagen 3. El zapatero flota gracias a la tensión superficial del agua. Si se disolviera jabón el zapatero se hundiría (fuente: Wikipedia)

El jabón está compuesto de moléculas que poseen una parte afín al agua (cabeza hidrófila con carga negativa) y otra a las grasas y ceras (cola hidrófoba), que es la que normalmente recubre la superficie de hojas de las plantas y la cutícula de los artrópodos. Esta disposición reduce la tensión superficial del agua y permite que las moléculas del jabón se dispersen en el agua de manera uniforme.

El resultado es que el agua se vuelve más «mojante», lo que significa que puede penetrar mejor en las superficies. Al mezclar el jabón potásico con otros insecticidas naturales, su poder mojante hace que mejore la efectividad de los segundos. Por eso, es un ingrediente común en fitosanitarios naturales para la plantas.



El jabón permite que el agua se extienda y moje toda la superficie de las hojas y artrópodos, introduciéndose en cualquier hueco que encuentre (fuente: Andalhuerto)

Además, el hecho que que el jabón tenga una parte afín a la grasa hace que pueda envolverla y ponerla en suspensión en el agua. Esto hace que el jabón sea muy efectivo para limpiar y eliminar la suciedad y los residuos de las superficies, incluyendo las hojas de las plantas.

Toxicidad e incompatibilidad

Los jabones tienen una baja toxicidad para los mamíferos y, por lo tanto, se consideran seguros para usar cerca de niños y mascotas, aunque siempre hay que manejarlo con precaución para evitar ingerirlo y que entre en contacto con los ojos.

¿Cómo se prepara y aplica?

Para preparar 1 litro de caldo de tratamiento hay que diluir de 10 a 15 gr en el caso de utilizarse contra mosca blanca y polillas, y entre 20 y 30 gr si es para combatir pulgones, trips y cochinillas. Se hará una primera disolución en un poco de agua tibia, y una vez disuelta se completara con agua fría. Si se desea, se pueden añadir con una jeringa unos 5 ml de algún aceite de cocina para evitar que genere mucha espuma.

En general, se recomienda aplicarlo una vez por semana durante varias semanas hasta que la plaga desaparezca por completo. Sin embargo, la frecuencia y la cantidad de jabón potásico que se debe aplicar pueden variar dependiendo de la severidad de la infestación y de la especie de planta que se esté tratando. En el caso de mosca blanca, por ejemplo, puede ser útil hacer 3 tratamientos en 3 días consecutivos. La observación es fundamental para ir decidiendo si aumentar o reducir el tratamiento.

Es importante tener en cuenta que el jabón potásico no debe ser aplicado en días calurosos o soleados, ya que puede quemar las hojas de la planta. También es recomendable aplicarlo en horas tempranas del día o al atardecer, cuando la temperatura es más fresca y las plantas están menos expuestas al sol. Además, es importante aplicarlo de manera uniforme y asegurarse de cubrir todas las partes de la planta, incluyendo la parte inferior de las hojas. Hay que tratar de alcanzar a los artrópodos a controlar, ya que actúa cuando el preparado está húmedo y no cuando ya se ha secado.

Como se ha comentado, el jabón potásico es selectivo, siendo más eficaz en los insectos de cutícula blanda. Los insectos adultos y voladores con una cubierta exterior más fuerte, como las mariquitas y las abejas, pueden verse menos afectados. Sin embargo, los insectos en la etapa de desarrollo inmadura (larva o ninfa) o que no vuelan pueden ser vulnerables a los efectos. Por ello siempre habrá que usarlo con criterio y no de forma indiscriminada, pues puede afectar a insectos beneficiosos. Por ejemplo, si se observa que la población de pulgones no es muy grande y tiene larvas de mariquitas depredando estos pulgones, quizá sea mejor no tratar y seguir observando la evolución. Si no se observan larvas de mariquita podrían hacerse tratamientos sobre las zonas con pulgón y no sobre toda la planta.

¿Cómo conseguirlo o fabricarlo?

Es fácil encontrar jabón potásico en los comercios, al ser un insecticida y producto de limpieza bastante común. No obstante, resulta interesante e instructivo fabricarlo. Esto puede hacerse tanto con potasa caustica, como se ha comentado anteriormente, como con ceniza de madera, que es muy rica en esta sustancia. De hecho, en el pasado, la ceniza se utilizaba para hacer lejía, la cual, a su vez, se usaba para blanquear la ropa y hacer jabón. En Internet existen recursos que muestran como hacer jabón de las dos maneras.

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