La conservación de las semillas es un aspecto fundamental cuando se quiere utilizar variedades propias, conseguidas a partir de distintas fuentes, y depender lo mínimo posible de la compra externa (ver artículos del boletín 1 sobre dónde conseguir semillas y boletín 6 sobre el intercambio de semillas).

Como método básico de conservación, y para cumplir con los requisitos de baja humedad y temperatura necesarios para la misma, es una práctica habitual guardar las semillas en envases herméticos de cristal, con una tiza dentro para adsorber la humedad y una etiqueta indicativa de la variedad y el año de la cosecha. Estos envases se colocan en un lugar fresco y oscuro, donde estas condiciones permanezcan lo más estables posible.
Las semillas de las hortalizas, en función de su especie, tienen una viabilidad media (número de años durante los que mantienen una germinación razonable). Esta viabilidad se mantendrá mejor si las condiciones de conservación son adecuadas.

Viabilidad media (años)Especies
2Cebolla
3Calabacín, guisante, judía, albahaca, puerro y zanahoria
4Brecol, col, coliflor, espinaca, habas, maíz, nabo, pimiento, rábano y remolacha
5Acelga, alcachofa, apio, berenjena, calabaza, escarola, lechuga, melón, pepino, sandía, tomate
Viabilidad media de las semillas de distintas especies de hortalizas

Con la práctica de la horticultura se tiende a acumular gran cantidad de semillas de distintas variedades, las cuales van perdiendo poder germinativo (número de semillas que germinan de un determinado conjunto) con el paso de los años. Esto lleva a que, en ocasiones, tras la siembra de una variedad concreta, no se obtenga la germinación deseada, pudiendo generarse cierta frustración. A veces, esto sucede con las semillas obtenidas de otra persona, no siendo la perdida de viabilidad una responsabilidad propia.

La realización de test de germinaciones un gran recurso didáctico ( biología, física, matemáticas,…)

Para evaluar el poder germinativo de las semillas se realizan tests de germinación. Estos dan una información importante al objeto de:

• no malgastar tiempo en una siembra que no generará descendencia,
• planificar la producción de semillas, especialmente de variedades sobre las que se tiene un especial interés y para las que no se quiere correr el riesgo de perder para siempre y
• evaluar las semillas obtenidas de otra persona sobre las que se tiene dudas.

Aunque existen otras alternativas, se propone aquí la siguiente forma de realizar un test de germinación:

  1. Coger un papel de filtro, como el de las cafeteras, o papel de cocina. Dibujar sobre el, con un lápiz y sin apretar demasiado, una cuadrícula de 10 x 10 líneas, separadas al menos 1 cm. Puede plantearse una cuadricula más pequeña de 5 x 5, lo que permitirá hacer varios tests en el mimo espacio. Aunque tendrá menos precisión, seguirá dando una buena idea del poder germinativo.
  2. Situar el papel sobre un plato y humedecerlo con una jeringa o pipeta hasta que la humedad genere brillo pero sin que quede agua libre donde pudiesen flotar posteriormente las semillas. Empezar a humedecer por un extremo para evitar que se generen burbujas bajo el papel, ya que las semillas que se situasen sobre estas germinarían peor.
  3. En función del tamaño de las semillas colocar en cada intercepción de líneas una semilla, lo que se realizará con dos dedos, unas pinzas o un pincel mojado, sobre el que se adhieren las semillas. Si alguna semilla se mueve es que está flotando, pudiéndose retirar algo del agua sobrante con un trozo de papel seco.
  4. Cubrir el plato con un film transparente de cocina o un vidrio, si este entra en contacto con toda la superficie del plato. Colocar en un lugar reservado sin luz o luz indirecta, donde se eviten golpes involuntarios.
  5. Pasados unos días, las semillas empezarán a germinar. Cuando se observe que las semillas pendientes de hacerlo ya no germinan, se procederá a realizar el conteo, para el que se tendrán en cuenta solo las semillas que no presentan manchas, deformaciones o una ralentización significativa, que en condiciones normales en suelo o sustrato son las que mayormente prosperarían. Aunque puede parecer un poco complicado, el desarrollo de esta destreza de identificación llevará tan solo la realización de unos cuantos tests.

Para el cálculo del porcentaje de germinación se aplica la formula:

Germinación % = Nº de semillas bien germinadas x 100 / Nº total de semillas puestas a germinar

Como referencia general habrá que plantearse utilizar las semillas mientras su poder germinativo se mantenga por encima del 50%. Por debajo de este valor será muy arriesgado, no solo porque queden pocas semillas viables, sino porque además estas tendrán poco vigor (energía para germinar). No obstante será necesario si se está cerca de perder una variedad querida. Hay que tener en cuenta que las condiciones que se dan en los tests son más propicias a la germinación que las existentes en un semillero o el suelo, donde el embrión tendrá que atravesar el sustrato o tierra y, en el peor de los casos, una posible costra superficial, pudiendo llegar a impedirse la brotación con semillas por debajo del 50% del poder germinativo.

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