La Tuta absoluta es una polilla relativamente nueva en España, ya que apareció en 2006, pero se ha convertido en un verdadero problema para los hortelanos que cultivan solanáceas y especialmente tomate.
¿Qué es?
La Tuta absoluta o polilla del tomate es un pequeño lepidóptero de unos 7mm de longitud. Es una palomilla con hábitos nocturnos, por lo que la actividad de los adultos es desde el atardecer hasta el amanecer, permaneciendo escondidos durante el día.
Las hembras de la polilla del tomate se caracteriza por tener una alta tasa de reproducción pueden poner más de 240 huevos y tienen entre 10/12 generaciones al año. La longevidad de las hembras es de unos 24 días y de los machos es de unos 27 días.
Los huevos se pueden diferenciar por tener un aspecto ovalado con un tamaño medio de 0,3 mm, y un color blanco cremoso e incluso amarillo. Suelen depositarlos de forma individual, resultando raro encontrarlos agrupados. Se localizan en el envés de las hojas jóvenes, en los nervios de las hojas, en los tallos y en los frutos verdes.
Las larvas presentan 4 estadios larvarios (L1, L2, L3, L4), con un tamaño que oscila entre 0,9 mm y 7,5 mm en su último estadio. Las larvas son las que producen el daño en el cultivo, pudiéndose encontrar en las hojas, los tallos y en los frutos.
La pupa es de color verde, al principio, oscureciéndose conforme pasa el tiempo, hasta adoptar el color marrón oscuro y definitivo cuando el adulto está a punto de emerger. Se puede encontrar en el suelo o en la planta, en el envés de la hoja y junto al cáliz del fruto.
Entre los cultivos afectados por este insecto, el más sensible es el tomate, pero también afecta a otras solanáceas como la berenjena, la patata y el pimiento. Los daños de las larvas en las plantas se producen prácticamente en todas partes, ya que se pueden ver afectadas las hojas, las flores, el tallo y los frutos. En las hojas, las larvas hacen galerías similares a las del minador o submarino (Lyriomiza sp.), pero no se debe confundir con esta plaga. Y en los frutos, las larvas suelen penetrar cerca del pedúnculo.
¿Qué se puede hacer para controlar a la Tuta absoluta?
Para controlar a la polilla del tomate es importante implementar en los huertos distintas estrategias como son medidas culturales y de manejo, colocación de trampas, control biológico, etc. Sin embargo, la primera acción que debemos realizar, y la más importante, es el fomento de la Biodiversidad en la zona de cultivo.
Una de la principales premisas que se debe tener en cuenta es favorecer el equilibrio en nuestro agroecosistema, ya que éste regulará de forma natural (tal como ocurre en la naturaleza) las poblaciones de los insectos perjudiciales, como la Tuta absoluta, así como de posibles enfermedades, y como consecuencia no tendremos que emplear productos fitosanitarios.
Medidas culturales y de manejo
El tratamiento contra la tuta es complicado, por eso es necesario utilizar tanto técnicas para controlar su propagación, como técnicas para su prevención.
- Es importante que la planta esté sana, ya que las plantas debilitadas son más sensibles.
- Eliminar las partes de las plantas dañadas por la Tuta, como pueden ser hojas y frutos afectados, y los restos de cosechas de forma que no continúe el ciclo de larvas y crisálidas en el huerto.
- Revisar los brotes tiernos, ya que son los puntos más débiles de la planta y es donde más daño nos puede hacer.
- También hay que establecer asociaciones y rotaciones de cultivos de esta forma romperemos el ciclo de alimento de la Tuta.
Es fundamental fomentar el establecimiento en el huerto de los enemigos naturales, para ello es aconsejable colocar plantas aromáticas que sirve de refugio y como fuente de alimento para los insectos polinizadores o depredadores. Además, y no menos importante, facilitar un lugar tranquilo donde poder reproducirse.
La instalación de plantas refugios como la olivarda o altabaca o hierba mosquera (Dittrichia viscosa), o plantas como la zarramaga (Conyza canadensis), se recomienda como refugio de míridos y/o nábidos, depredadores de la Tuta.
Tratamientos
En relación al uso de trampas para controlar a la palomilla del tomate es fundamental que se realice desde el principio del cultivo, con el objetivo de monitorear cómo evolucionan la población de Tuta en los huertos. Existen diversidad de trampas que se suelen emplear, como son:
- Trampas de agua, a las que se les pueden añadir feromonas, que sirvan como atrayente para los adultos, y aceite, que ayudan a que los adultos se queden atrapados y no puedan escapar.
- Trampas tipo delta con feromonas.
- Trampas cromáticas de distintos colores, como puede ser negras o amarillas, y a las que se le puede colocar feromonas.
- Trampas de luz, que atraen a los adultos y que pueden estar impregnadas de pegamento para atrapar a los insectos.
Otra posibilidad es el control biológico, el más accesible de los métodos es la aplicación de bacterias entomopatógenas, como el Bacillus thuringiensis (Bt) solo útil para los primeros estadios larvarios (L1-L2).
Otra opción más compleja consiste en la utilización de insectos auxiliares, tanto depredadores como parásitos. Este tipo de estrategias constituyen unas de las herramientas más importantes en el control de las poblaciones de Tuta, los más efectivos se indican en la tabla 1. Para ello, además de incorporar plantas refugio como las comentadas en el punto anterior, se puede optar por hacer sueltas de estos insectos:
Como último recurso, se puede emplear para el control de la Tuta tratamientos con productos químicos, a base de sustancias activas naturales permitidas en producción ecológica. En tal caso, asegurate de usar productos fitosanitarios que no sean incompatibles con los insectos auxiliares, para que no dañen a la fauna beneficiosa.