Juan Luis Muñoz, director de la OCA de Ronda

Las aves ocupan todos los medios entre el cielo y la tierra, también el agrario. De hecho, son muy numerosas y variadas en las fincas agrícolas andaluzas, manteniendo una estrecha relación con los procesos productivos y con el equilibrio medioambiental de la explotación. En general, auxilian las producciones agrarias contribuyendo a la sanidad animal y vegetal de la explotación, aunque algunas causen daños puntuales. Particularmente beneficiosas son las aves insectívoras que se alimentan de invertebrados que pueden ser nocivos para el cultivo. Además, alegran el ambiente laboral agrícola, con sus cantos y colorido, aunque esto no entre en el ámbito económico sino emocional de la persona; qué sería del campo sin los pájaros…


Sin embargo, en las últimas décadas estamos asistiendo a un significativo declive de las poblaciones de aves ligadas al medio rural, motivado principalmente por la intensificación de la agricultura convencional. El empleo de pesticidas, la eliminación de lindes y riberas y la simplificación del paisaje agrario son las principales causas. Pero conviene respetar a las aves en las explotaciones agrarias, porque son muy beneficiosas.


Para observar e identificar las aves silvestres se recomienda llevar unos prismáticos y una guía. Para una correcta identificación hay que fijarse en el plumaje, el canto, el hábitat, el comportamiento del ave y la época del año. Un dato interesante es la forma del pico. Por ejemplo, en el caso de los pájaros insectívoros es pequeño y fino, adaptado a la captura de insectos.


Para conocer las especies podemos distinguir, grosso modo, cuatro ambientes agrarios diferentes: la estepa cerealista, el olivar, la huerta y la dehesa. Y en el caso que hoy nos ocupa, prestaremos especial atención a los huertos sociales y educativos, próximos o formando parte de núcleos urbanos.

Aves de la huerta: especies de ribera y ligadas a vegas, regadíos y árboles frutales, así como a casas de campo, parques y huertos sociales.

Pito real: pájaro carpintero verde de característico relincho.
Herrerillo común: pequeño y bonito, azul y amarillo, toma bien las cajas-nido.
Torcecuello: pícido de larga lengua con la que captura larvas y hormigas.
Golondrina dáurica: golondrina africana que está colonizando progresivamente el sur de Europa. Hace el nido de barro bajo puentes y en casas de campo.
• Lavandera cascadeña: pájaro de ríos, arroyos y acequias que ubica su nido en molinos y caseríos
próximos.
• Colirrojo real: precioso pájaro que vemos en las huertas durante los pasos migratorios, en abril y en septiembre.
• Mirlo común: conocido túrdido aquerenciado a huertas y jardines que consume invertebrados y fruta.
• Zarcero común: insectívoro verde-amarillento de canto fuerte y variado que ocupa muy bien los setos.
• Curruca zarcera: común a finales de verano en las higueras.
• Zarcero pálido: insectívoro ligado a los bosques de ribera; escaso y localizado.
• Ruiseñor común: insectívoro famoso por su espectacular canto; ocupa setos, riberas y huertas.
• Papamoscas gris: insectívoro estival que caza desde posaderos a los que vuelve tras la captura.
• Oropéndola: pájaro estival de riberas y huertas, famoso por su canto y su exótico colorido.

Ahora veamos algunas acciones para favorecer la presencia de estas aves en nuestros huertos. Cada vez más huertas tradicionales y urbanas adoptan algunas de las medidas que voy a describir, por una o varias de estas razones:

  • La finca o huerto social o escolar cuenta con un proyecto de educación ambiental y las aves forman parte de su encanto.
  • La finca está convertida a ecológica y se deben tomar medidas autorizadas que favorezcan el equilibrio ecológico y la lucha biológica.
  • Las personas que gestionan el espacio hortícola son amantes de los pájaros, les gusta verlos, forma parte de sus principios el respeto a los animales y quiere contribuir a su conservación.


De forma general las aves se ven beneficiadas por métodos de producción ecológica y extensiva. Pero, en cualquier caso, se pueden llevar a cabo actuaciones concretas, baratas y gratificantes, que divido en varios grupos:

  1. Mejora del hábitat: respetar y favorecer la vegetación silvestre en lindes y riberas, creando o conservando setos; mantener la cubierta vegetal, y respetar manchones y majanos. Mantener, en la medida de lo posible, los árboles viejos.
Herrerillo común (caja nido)

  1. Nidos: colocación de nidales artificiales para las aves, principalmente cajas-nido, para pequeños pájaros y vasijas, huecos de cerámica que se colocan en ruinas de cortijos para cernícalos primilla, carracas, lechuzas, etc.
  2. Agua: construir y/o mejorar aguaderos, fuentes y charcas. El
    agua es un factor limitante para las aves durante nuestra larga sequía estival.
  3. Comida: colocar comederos colgantes o de mesa con semillas
    y grano para pequeños pájaros; resulta especialmente útil en
    otoño-invierno.

En definitiva, si tenemos la fortuna de contar con espacios al aire libre donde trabajar y disfrutar en contacto con la naturaleza, también tenemos la responsabilidad de conservar este patrimonio para generaciones futuras. Las administraciones tienen la obligación de apoyar cualquier iniciativa para la protección de la biodiversidad.

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