Un día, Manuel, un hortelano del municipio onubense de Higuera de la Sierra, le dio unos tomates tradicionales a su vecino Nicolás con la promesa de que estos eran muy carnosos y sabrosos. Nicolás le dio uno de los tomates a su compañera de trabajo Celia, trasladándole la promesa de sus virtudes. Ella lo vio claro y le dijo a un servidor: “¡Oye Pablo! ¿por qué no le sacas las semillas para cultivarlas en nuestros Huertos Demostrativos de Andalhuerto? y, de paso, escribes un artículo”. Y hasta aquí este relato. Ahora el artículo.
1. POR QUÉ CONSERVAR SEMILLAS DE TOMATE
Para muchas personas, tener un huerto implica sembrar o trasplantar distintas especies de plantas, cultivarlas con mimo y cosechar sus productos para consumirlos posteriormente. Muchas veces no se piensa en la posibilidad de obtener semillas propias y la importancia y el placer añadido que ello conlleva. Obtener semillas propias empodera y permite contribuir a la conservación de la biodiversidad de los cultivos.
El tomate es una especie hortícola con la capacidad de autopolinizarse. En sus flores, los estambres (órganos masculinos) rodean al pistilo (órgano femenino), permitiendo que el polen caiga directamente sobre el estigma dentro de la misma flor, antes de que entre polen externo procedente de otras flores. Esto permite cultivar múltiples variedades juntas sin riesgo de cruzamiento y la pérdida de las características que definen a la variedad. Estas condiciones de autopolinización, junto con el consumo del fruto maduro, y el hecho que se trata de la hortaliza favorita del verano en términos culinarios, facilitan la obtención de una amplia colección de variedades adaptadas a preferencias y necesidades personales.
Son muchas las características y preferencias que pueden ser deseables a la hora de crear y mantener una colección de semillas de tomates. Se pueden preferir frutos carnosos para ensalada, jugosos para gazpacho, de piel fina para salsas o con grandes lóculos (espacios donde se alojan las semillas) para rellenarlos. Se pueden escoger colores amarillentos, anaranjados, rojizos , rosáceos, violáceos, azulones o negruzcos, que permiten jugar con el cromatismo. A veces importa el tamaño, por ejemplo cuando se quieren conservar enteros en tarros al vacío, adornar ensaladas con pequeños tomatitos o comer una buena rebanada de un gran tomate. Los tomates de colgar son útiles si se quieren conservar hasta bien entrado el invierno sin necesidad de hacer conservas, cuando el cultivo ya no está en la huerta. A veces se eligen de mata baja para no tener que entutorarlos o de mata alta para aprovechar mejor el espacio; otras se opta por variedades que aguantan mejor una determinada plaga o enfermedad, o simplemente porque se conservan mejor durante muchos días. Como se evidencia, son muchas las casuísticas que propician tener una buena colección de tomates. Y no son las únicas.
2. ¿DÓNDE CONSEGUIR TOMATES O SEMILLAS DE TOMATE?
Conseguir tomates de variedades locales para obtener semillas puede ser una tarea gratificante y beneficiosa para la biodiversidad del huerto. Existen varias opciones y recursos para encontrarlas:
- Mercados de agricultores y ferias locales: suelen ser excelentes lugares para encontrar tomates de variedades locales o tradicionales. Los agricultores locales a menudo cultivan y venden variedades conservadas por ellos mismos, que están adaptadas a las condiciones climáticas y del suelo de la zona. Se puede hablar con ellos y consultarles sobre qué tomates están vendiendo.
- Intercambios de semillas: son eventos donde las personas aficionadas a la horticultura se reúnen para intercambiar semillas de diversas plantas, incluyendo tomates.
- Redes de semillas: hay organizaciones dedicadas a la conservación de variedades tradicionales y locales de plantas, como las redes, bancos y bibliotecas de semillas. En Andalucía, es relevante la Red Andaluza de Semillas.
- Comunidad hortelana: hablar con vecinos y otras personas hortelanas de la comunidad puede ser una excelente manera de conseguir semillas de variedades locales. Muchas personas están dispuestas a compartir e intercambiar las semillas de sus cultivos.
- Pedidos en línea: existen varias tiendas en línea especializadas en semillas de variedades tradicionales y locales. Conviene asegurarse de que sean comercios de confianza.
Un aspecto muy importante a considerar es que siempre hay que utilizar variedades que no sean híbridas. Si deseas que las futuras generaciones mantengan las características de los tomates originales, utiliza variedades de tomate no híbridas. Las semillas de tomates híbridos (F1) no producen plantas fieles a las características de la planta madre.
3. ¿CÓMO ELEGIR LOS TOMATES EN LA MATA?
Para obtener semillas de tomate de calidad, es recomendable tener en consideración los siguientes aspectos:
- Elegir tomates maduros: seleccionar tomates que estén completamente maduros y hayan desarrollado su color característico. Los tomates inmaduros pueden presentar las semillas no completamente desarrolladas.
- Seleccionar frutos sanos: hay que asegurarse de que los tomates no tengan signos de enfermedades, plagas o daños físicos. Las semillas de tomates enfermos pueden transmitir enfermedades a las futuras plantas.
- Utilizar los mejores ejemplares: escoger los tomates más grandes y de mejor forma de la planta. Esto ayuda a asegurar que las futuras generaciones también produzcan frutos grandes y bien formados.
- Diversidad genética: si se tienen varias plantas de tomate de la misma variedad, selecciona frutos de diferentes plantas. Esto ayuda a mantener la diversidad genética y reduce el riesgo asociado a la endogamia.
Hay quien prefiere seleccionar los tomates del primer ramo floral para obtener semillas. Esta idea se basa en los siguiente aspectos:
- Vigor de las semillas: los primeros frutos de una planta suelen ser los más vigorosos y saludables. Las plantas destinan muchos de sus recursos iniciales al desarrollo de los primeros frutos, lo que puede originar semillas de mayor calidad.
- Características genéticas: los primeros frutos del primer ramo floral pueden ser indicativos de las características genéticas predominantes de la planta. Al seleccionar semillas de estos frutos, se pueden mantener y perpetuar estas características deseables en las futuras generaciones.
- Menor estrés ambiental: los primeros frutos se desarrollan en una fase del crecimiento de la planta en la que aún no ha sido expuesta a tanto estrés ambiental (como plagas, enfermedades o sequías). Esto puede producir frutos y semillas más sanos.
Los tomates del primer ramo de la planta suelen ser los mejores para obtener semillas.
4. EL MUCÍLAGO DEL TOMATE
Las semillas de tomate están rodeadas por mucílago. Esta es una sustancia gelatinosa que tiene varias funciones y características:
- Protección de las semillas: el mucílago actúa como una barrera protectora para las semillas, evitando daños mecánicos y por desecación, ayudando a mantener la humedad alrededor de la semilla.
- Inhibición de la germinación: el mucílago contiene inhibidores que impiden la germinación de las semillas mientras están dentro del fruto, asegurando que no germinen antes de ser dispersadas. En la naturaleza, cuando el fruto cae al suelo y se descompone, el mucílago se desintegra, permitiendo que las semillas entren en contacto con el suelo y encuentren un entorno adecuado para germinar.
- Atracción de dispersores: en condiciones naturales, el mucílago puede atraer a animales dispersores que se alimentan del fruto y posteriormente excretan las semillas en otros lugares, favoreciendo así la dispersión geográfica de la planta. Debido a su consistencia viscosa, el mucílago puede ayudar a las semillas a adherirse a superficies y ser transportadas por animales, lo que facilita su dispersión.
- Prevención de infecciones: el mucílago tiene propiedades antibacterianas y antifúngicas que ayudan a proteger las semillas de infecciones y enfermedades durante el período de desarrollo y maduración del fruto.
Corte del tomate mostrando que se trata de una variedad muy carnosa con pocas semillas.
Para permitir que las semillas de tomate germinen adecuadamente es preciso eliminar previamente el mucílago, lo que suele hacerse mediante un proceso de fermentación. Esto permite la liberación de las semillas y la eliminación de los inhibidores de la germinación.
5. PROCEDIMIENTO DE OBTENCIÓN Y CONSERVACIÓN
5.1 Extracción
El proceso de obtención de semillas comienza con el corte del tomate por la mitad. Para extraer las semillas más fácilmente, es mejor hacerlo horizontalmente (a través de su «ecuador») en lugar de verticalmente (de arriba abajo). De esta manera, se expondrán todos los lóculos donde están alojadas las semillas.
A continuación hay que proceder a extraer las semillas junto con el mucílago que las rodea. Para ello se puede utilizar el mango de una cuchara, con el que se irán sacando el máximo de semillas de cada uno de los lóculos del tomate. Este material se trasladará a un envase en el que se dejará posteriormente fermentar.
No hay que dejar pasar la oportunidad de catar los tomates, especialmente si se trata de algún nuevo ejemplar. Esto permitirá tener una experiencia previa y decidir si este es un digno candidato de entrar en la preciada colección de semillas. Lo adecuado es tomarlo solo, o quizá con un poco de sal y aceite, para apreciar mejor su sabor. No obstante, aliñarlo también es una opción para saber cómo quedaría en ensaladas o mezclado con otros ingredientes.
5.2. Fermentación
El contenido extraído se deja fermentar a la sombra a temperatura ambiente durante aproximadamente una semana. Se debe controlar diariamente hasta que el mucílago se haya licuado. Durante la fermentación, se producirá un olor fuerte, aunque no especialmente desagradable, y se formará una capa de moho blanquecino en la superficie. Si el contenido inicial es muy rico en agua, la fermentación debería desarrollarse con normalidad. Sin embargo, si se observa que se está secando, es recomendable agregar un poco de agua para que la fermentación pueda continuar.
Si se están fermentando simultáneamente semillas de diferentes variedades, hay que asegurarse de etiquetarlas adecuadamente para evitar confusiones posteriores.
5.3. Limpieza
Una vez licuado el mucílago se pasa el contenido a un colador y se lava con abundante agua hasta que se elimine cualquier resto de mucílago o pulpa. Puede utilizarse una espátula de repostería o un dedo para remover con cuidado el contenido y facilitar el proceso de limpieza.
5.4. Secado
Una vez limpias las semillas, hay que dejar que escurran en el colador durante unos minutos para eliminar el exceso de agua.
A continuación, se extienden sobre un plato encima de un papel absorbente, una toalla de papel, un paño limpio o una rejilla que permita que el aire circule por debajo. Hay que asegurarse de que las semillas no estén apiladas unas sobre otras para permitir un secado uniforme.
Si se están secando semillas de diferentes variedades, se deben etiquetar adecuadamente para evitar confusiones posteriores.
El plato con las semillas ha de colocarse en un lugar cálido y bien ventilado. Hay que evitar la exposición directa al sol, ya que este podría dañarlas.
Las semillas se han de revisar diariamente, removiéndolas suavemente para asegurar que se sequen uniformemente. Será preciso cambiar el papel o trapo absorbente si este está demasiado húmedo.
El proceso de secado puede durar entre 5 y 7 días, dependiendo de la humedad ambiental y la ventilación. A veces, se puede tener la sensación de que las semillas están secas pasados 2 o 3 días, pero es conveniente dejarlas unos días más para asegurar la correcta deshidratación. Las semillas deben estar completamente secas antes de envasarlas y almacenarlas. Una forma de comprobar si están listas es tratando de doblar una semilla: si se rompe o está rígida, está completamente seca.
Cuando las semillas de tomate se han secado, pueden mostrar estructuras finas y fibrosas que a veces se describen como «flecos». Estas estructuras no son verdaderos pelos o vellosidades, sino restos de tejido vegetal que rodeaban la semilla dentro del fruto. Aunque no afectan a su viabilidad , una limpieza y secado adecuados pueden minimizar su presencia y asegurar que estén en las mejores condiciones posibles para su almacenamiento y posterior siembra.
Secado de las semillas sobre un plato con rejilla.
5.5. Envasado y conservación
Para conservar bien las semillas, es recomendable usar un recipiente hermético, como un tarro de vidrio reciclado de la cocina. Esto evitará que la humedad ambiental les afecte y reduzca su viabilidad. Para mejorar la conservación, se puede agregar un trozo de tiza bien seco, que ayudará a mantener el interior del tarro seco y a absorber cualquier exceso de humedad que puedan tener las semillas. Pasadas unas semanas, será conveniente reemplazar la tiza por una nueva. El tarro, etiquetado con el nombre común del cultivo, la variedad y el año de cosecha, debe guardarse en un lugar fresco y oscuro.