En el artículo publicado el pasado mes de febrero denominado El jardín culinario, comentamos la diferencia entre huerto y jardín indicando algunas especies que, siendo propias de jardín, suelen aparecer en nuestro huerto.
En este artículo y en otros que publicaremos, vamos a resaltar los usos medicinales con los que cuentan la mayoría de estas especies, incluyendo algunas recetas rescatadas de los usos medicinales, así como de las recetas culinarias tradiciones de nuestros antepasados.
En esta ocasión, hemos seleccionado el diente de león, también conocido como achicoria amarga, cuyo nombre científico es Taraxacum officinale. Está considerada como una mala hierba, apareciendo frecuentemente en zonas con césped o pasto, bordes de caminos, jardines, baldíos, escombreras… Incluso se cultiva por ser comestible y por su gran valor medicinal.
Sus flores se consumen en ensaladas, en tempuras o buñuelos, teniendo un cierto sabor agridulce; sus pétalos se usan para elaborar vinos y licores; con las flores se puede hacer vinagre medicinal aromático; las hojas más tiernas se comen en ensaladas y las más viejas y amargas en guisos como si fueran espinacas…
Aporta gran cantidad de vitaminas A y C y contiene mucho hierro y calcio. Entre las propiedades medicinales más destacadas están:
- Activa la producción de bilis, facilitando su expulsión.
- Estimula la secreción del páncreas.
- Ayuda a la digestión.
- Es ligeramente laxante.
- Es diurética, actuando sobre el riñón.
- Depura la sangre y la piel usándose a menudo para eliminar patologías de la piel como la psoriasis o la dermatitis.
- Hipoglucemiante (aun en estudio).
- De forma externa, su oleato (maceración en aceites vegetales), se usa para aliviar dolores y molestias musculares y para cuidar tanto la piel como el sistema linfático, dando masajes suaves en las zonas donde haya psoriasis o dermatitis o donde haya glándulas linfáticas como en los senos o las axilas.
Para finalizar, vamos a incluir la receta para hacer un oleato de diente de león.
Como hemos indicado, el oleato es una maceración en aceites vegetales. El aceite extraerá las propiedades medicinales de las plantas que añadamos después de reposar durante algún tiempo. Lo ideal es usar aceite vegetal de primera presión en frío. Los aceites más usados son el de oliva, almendras y girasol. Nosotros vamos a emplear este último porque, al no ser muy rico en ácido oleico, tiene más capacidad para extraer los principios activos de la planta a macerar, por su disponibilidad y por su reducido precio respecto a otras posibilidades. Es importante elegir la opción ecológica.
En este caso, la maceración será en frío. Para ello, esterilizamos y secamos un recipiente de vidrio, echamos la planta, la cubrimos y agitamos. La proporción debe ser de 25 gramos de planta seca por cada 250 mililitros de aceite. Dejamos macerar durante tres semanas en un lugar seco y oscuro, removiéndolo todos los días sin quitar la tapa. Cuando haya pasado el tiempo indicado, filtramos, envasamos y etiquetamos. Es importante indicar qué contiene, el tipo de maceración (en frío o en caliente) y la fecha (no lo uses pasado un año). Una vez terminado, se debe guardar en un lugar seco y oscuro para que no pierda sus propiedades.