Hoy vamos a hablaros de unos pequeños seres que no se ven a simple vista y que, en algunas ocasiones, pueden acarrear consecuencias negativas en nuestros cultivos tanto de verano como de invierno, son los llamados nematodos agalladores.

Los nematodos son un grupo de animales microscópicos de forma alargada (nematodo en griego significa “con forma de hilo”), que pueden vivir libremente o parasitando a animales o plantas. Seguramente os sonarán algunos nematodos, como el Anisakis: un género de nematodos parásitos que se encuentran en los peces de mar o la Trichinella:  que produce la triquinosis, una enfermedad parasitaria típica del porcino.

Pese a los ejemplos aportados por ser más famosos, existen numerosos nematodos en el suelo que son beneficiosos para nuestras huertas, como es el caso de algunos que reciclan la materia orgánica y otros que parasitan insectos dañinos para los cultivos, disminuyendo sus poblaciones. Tanto es así, que actualmente se reproducen y comercializan nematodos entomopatógenos para ser usados como insecticidas biológicos en agricultura ecológica, para el control de determinados insectos plaga. Hay otros que se alimentan de bacterias o de hongos, siendo estos últimos los más numerosos.

Sin embargo, el grupo de nematodos fitoparásitos que tiene mayor importancia en lo que al huerto se refiere es el género Meloidogyne. Es el más importante y fácil de identificar, ya que son conocidos por ser los formadores de agallas en la raíces de las hortalizas. Estas agallas que aparecen cuando parasitan las raíces de las plantas se conocen vulgarmente como “batatillas”. Son crecimientos irregulares y deformaciones de las raíces que impiden a la planta absorber el agua y los nutrientes del suelo con normalidad. Estos nematodos no suelen moverse más de un metro al año en el suelo de manera natural.

Raíces de remolacha deformadas donde se aprecian las agallas provocadas por nematodos

Consecuencias de la presencia de nematodos en nuestros huertos

A veces observamos que en nuestros huertos algunas plantas se desarrollan mal e incluso llegan a morir o no fructifican, aunque estén bien regadas, sus hojas y tallos estén aparentemente sanos, y contemos con un suelo bien fertilizado. Es posible que estos síntomas estén producidos por la presencia de nematodos.

Síntomas que apuntan a la presencia de nematodos en nuestro suelo: se observa una planta de pepino mustia (“sesteando”), a pesar de encontrarse el suelo en un estado óptimo de humedad. Esta situación puede estar señalando problemas causados por nematodos.

En estos casos, la identificación de su ataque es muy sencilla, ya que si arrancamos la planta, las agallas (“batatillas”) y las deformaciones de las raíces de la plantas se observan a simple vista. Hay que tener en cuenta que estos nematodos pueden atacar a casi cualquier especie de hortícola cultivada.

Diferentes grados de afectación de raíces por nematodos en remolacha y lechuga

¿Pueden convivir las hortalizas con estos nematodos fitoparásitos presentes en nuestros suelos?

La respuesta es sí, pero para conseguirlo debemos tener en cuenta la importancia de respetar un par de principios de la producción ecológica, como realizar rotaciones de cultivos apropiadas o mantener una adecuada fertilidad en nuestros suelos con aportes elevados de materia orgánica. También podemos utilizar variedades resistentes, que podemos encontrar en especies híbridas, por ejemplo de tomate. El uso de estas variedades puede hacer que disminuya la población de nematodos una temporada y a la siguiente podemos optar por volver a usar una alternativa local, aunque pueda ser más susceptible. Es importante no repetir el mismo gen de resistencia, ya que las poblaciones de nematodos pueden superar a dicho gen de resistencia y afectar a las plantas en sucesivas plantaciones.

Detalle ampliado de un nematodo penetrando la raíz de tomate. Autoría; Wiliam Wergin and Richard Sayre. Coloreada por Stephen Ausmus (USDA, Departamento de Agricultura de Estados Unidos)

Estos principios de manejo también son aplicables a otras plagas y enfermedades que atacan a nuestras plantas, pero en el caso de los nematodos es muy importante llevarlas a cabo, ya que la aparición de daños puede ser consecuencia de un incorrecto manejo del suelo.

En cualquier caso, como ocurre con los nematodos, y como en otras ocasiones ya hemos dicho sobre otras plagas o enfermedades, la clave de manejo es la prevención y la anticipación a los problemas. Es importante llevar a cabo la limpieza de maquinaria y herramientas agrícolas, evitar entrar en la huerta con barro de otras parcelas pegado a las botas, así como tener en cuenta que, en algunas ocasiones, los nematodos pueden llegar adheridos al suelo de cultivos o plántulas que adquiramos. Si en nuestra propia huerta tenemos localizada una zona con mayor incidencia de nematodos, puede resultar muy interesante pasar la mulilla mecánica en esta zona en último lugar, para no arrastrar los nematodos a otras parcelas sanas.

Además, a través del mantenimiento de unos suelos con un alto nivel de materia orgánica y mediante la aplicación de diversas fuentes de materia orgánica, como compost o humus de lombriz, vamos a conseguir lo que a nivel científico se denomina “suelos supresivos”. Este principio fundamentado en la ecología, indica que a mayor diversidad de vida en nuestros suelos, mayor número de relaciones se producen entre los organismos y microorganismos que conviven en él, y menos posibilidad existe de que una especie de fitófago, como los del género Meloidogyne, se desarrolle por encima del umbral aceptable y nos cause problemas.

¿Qué podemos hacer para controlar a los nematodos?

Si a pesar de tener unos suelos cuidados, con un contenido adecuado de materia orgánica, en los que aplicamos de forma frecuente estiércol, compost, hojas, etc., y en los que hemos diseñado unas rotaciones adecuadas, aparecen problemas por nematodos, para reducir sus poblaciones y prevenir su ataque, podemos recurrir a las siguientes estrategias:

  • Para reducir la población, podríamos recurrir a las técnicas de biofumigación, a través de la incorporación de crucíferas en nuestros suelos, bien dentro de la rotación o bien como cultivo asociado a nuestro cultivo principal. Es importante que al finalizar el ciclo incorporemos los restos de cultivo de estas “coles” directamente en nuestro suelo. También debemos conocer que algunos cultivos no se ven afectados por Meloidogyne como las cebollas y ajos.
  • La retirada de las plantas afectadas fuera de nuestras huertas es muy recomendable en el caso de la detección de nematodos, e incluso evitar su compostaje en nuestro montón de compost si no tenemos la certeza de que nuestro montón alcance temperaturas por encima de 60 ºC.
  • Dentro de las técnicas de prevención, la aplicación de extractos de ajo en las raíces de nuestras plántulas tras los trasplantes, puede prevenir el ataque, ya que parece que el ajo tiene un fuerte papel repelente de estos seres.

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