Gracias a los organismos descomponedores (en este caso la lombriz roja o Eisenia foetida), los restos orgánicos (en este caso restos vegetales de frutas o verduras) se convierten en humus, una sustancia de elevado poder fertilizante que puede permanecer décadas en el suelo, ofreciendo a las plantas y otros microorganismos beneficiosos abundantes nutrientes.

El proceso de Lombricompostaje, frente al de Compostaje tradicional tiene una serie de ventajas:

  • Es más rápido (en prácticamente 4 meses está listo para ser usado).
  • Se necesita un espacio/volumen menor (para el compostaje se precisa al menos un metro cúbico de materiales orgánicos).
  • No se generan olores ni se atraen moscas.
  • El producto resultante (humus de lombriz) tiene mayor carga microbiana beneficiosa (lo cual redundará en una mayor salud de los cultivos).

De los infinitos modelos de lombricarios existentes ,os proponemos uno muy sencillo a partir de tres cubos de pintura reutilizados, si bien también se pueden construir variantes apilando cajas de porexpan rectangulares (tipo pescado) o con macetas de plástico viejas de varios diámetros.

El objetivo principal de la actividad es transmitir al alumnado la importancia del Ciclo de la Materia Orgánica en el suelo, que constituye precisamente, la base de la fertilidad natural de los mismos. Además, se pretende poner en valor los restos orgánicos que por lo general terminan en la basura y en los vertederos, generando problemas sanitarios (olores, aparición de ratas, cucarachas…etc.) e incluso incendios debido a generación de gases fruto de la fermentación de dichos residuos.

Actividad paso a paso

  1. Empezaremos la actividad preparando el cubo “colector”, es decir, aquél que recibirá el lixiviado de los cubos superiores, un líquido oscuro también llamado “humus líquido” de elevado poder fertilizante que debemos de recoger y utilizar para dispensar regularmente junto al agua de riego. Con ayuda de una navaja, realizaremos un agujero en la pared del cubo, a 1 cm de la base, y con un diámetro tal que permita insertar una llave de paso de plástico de 16 mm con una arandela de goma para lograr la estanquidad y evitar pérdidas de líquido.
  2. A continuación, con ayuda de un punzón agujereamos la base de los dos cubos restantes y después recortaremos dos círculos con tela de mosquitera reutilizada del diámetro de la base de los cubos. Además, cortaremos cuidadosamente con ayuda de un cúter los aros de 2 de las tapaderas de los cubos, despreciando la parte interna.
  3. Seguidamente colocaremos sobre el cubo “colector” el primer cubo con un círculo de malla al fondo (evitando de este modo la caída de lombrices al líquido y por tanto su ahogamiento). Después añadiremos una primera capa de substrato viejo, u hojas secas (o papel troceado), verteremos las lombrices (al menos 200 Uds.) y algunos restos orgánicos en superficie para que se vayan alimentando.
  4. Por último, se colocará la tapa, a la cual también se le practicarán algunos agujeros para asegurar la ventilación.


Mantenimiento del lombricario:

  • Colocar en lugar soleado en Otoño-Invierno y en lugar sombreado en Primavera-Verano a ser posible resguardado de las lluvias y vientos dominantes.
  • Mantener una humedad constante cercana al 80% (observar regularmente y regar si es necesario. En caso de exceder la humedad recomendada aparecerán moscas y larvas de insectos, en cuyo caso habrá que extender el contenido del cubo para que se oree o mezclar con materiales secos como papel troceado, virutas o serrín de madera, cáscaras de frutos secos…etc.)
  • Añadir restos al ritmo que las lombrices puedan asimilar, hay que tener en cuenta que comen aproximadamente la mitad de su peso diariamente (si nos pasamos echando restos podemos matarlas). Las lombrices sólo comerán restos orgánicos parcialmente descompuestos, por ello es recomendable tener un recipiente donde ir guardando los restos de la fruta y verdura del alumnado y de ahí ir cebando el lombricario).
  • Triturar los restos con ayuda de un cuchillo antes de verterlo, mejora y acelera el proceso.
  • Remover regularmente (al menos una vez a la semana) con un palo de madera sin aristas (cuidadosamente para no dañar a las lombrices).
  • Añadir un puñado de tierra regularmente (ayuda a la digestión y aireación de los restos).

Con el paso del tiempo el lombricario se irá llenando hasta que, una vez casi lleno, les dejaremos de dar alimento y dejaremos de regar una semana. Es el momento de cosechar el humus y sobre todo separar las lombrices del humus maduro, para no quedarnos sin lombrices al usar éste en el huerto.


Retiraremos la tapa y colocaremos un “aro” (tapa recortada) sobre el segundo cubo, encajando sobre este el tercer cubo (también perforado en su base). Llenaremos el tercer cubo con alimento nuevo (parcialmente descompuesto) y de esta manera se obliga a las lombrices a ascender al último nivel dejando libre el segundo cubo, que ya podemos extraer, volcar sobre un plástico en lugar sombreado dejándolo orear unos días para finalmente envasar. Debemos de conservar los sacos de humus en lugar oscuro y fresco, si queremos que se conserve “vivo” con todos sus microorganismos activos.


Una vez vacío el segundo cubo, lo limpiamos bien con agua y volvemos a colocar el círculo de malla en su interior, repetimos el proceso de manera similar al inicio, esta vez volcando el contenido del tercer cubo (con las lombrices y alimento “fresco”) en éste. Así repetiremos de manera cíclica el proceso, produciendo abundante humus y obligando a las lombrices a migrar de un cubo a otro, atrayéndolas con humedad y alimento nuevo.

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