El té de compost es un extracto acuoso de alta actividad biológica obtenido mediante una fermentación aeróbica de compost en agua con nutrientes naturales. El especial interés del té de compost radica en la gran cantidad de microorganismos beneficiosos activos que posee (bacterias, hongos, protozoos y nematodos, entre otros), los cuales se encuentran en pleno proceso de multiplicación en el momento ideal para su utilización, contribuyendo a mantener bajo niveles aceptables las enfermedades de las plantas. La contribución de estos se debe a que consumen como alimento los exudados de las raíces y hojas de las plantas, compitiendo con los microorganismos causantes de enfermedades; ocupan los nichos de infección, dificultando la penetración de los patógenos; depredan microorganismos fitopatógenos, reduciendo su capacidad de infestación; y, producen componentes y metabolitos que inhiben la actividad y crecimiento de los microorganismos patógenos.
Además de los efectos fitosanitarios anteriormente comentados, el té de compost contribuye a la nutrición de las plantas, aportando alimento (nutrientes minerales y sustancias activas) para los microorganismos del suelo y las propias plantas, disminuyendo la lixiviación (lavado) de nutrientes y eliminando toxinas del suelo y el agua.
Para elaborar té de compost hay que poner en un contenedor agua no clorada, compost y alimentos para los microorganismos presentes en este.
A la mezcla se le debe aplicar aire, para lo que se puede utilizar un aireador de pecera con su correspondiente difusor, al objeto de fragmentar el aire en pequeñas burbujas. El aire también se puede aplicar tanto al líquido como al compost (que se ubica en una tela sumergida), por ejemplo con ayuda de
una caña, como se muestra en la imagen de la derecha. La fermentación se producirá en unas 24 horas a una temperatura en torno a 20 ºC y 25 ºC. Con temperaturas menores, el proceso puede demorarse entre 48 y 72 horas.
Para evitar la incidencia de los rayos ultravioletas, que perjudicaría a los microorganismos, el contenedor debe estar protegido de la luz directa del sol.
Estos aspectos, han de tenerse en cuenta a fin de buscar un emplazamiento adecuado para que la fermentación se produzca en condiciones óptimas.
En función del cultivo de destino, es preciso elaborar tés específicos donde predominen en mayor o menor medida bacterias u hongos (Tabla 1).
Dependiendo del tipo de microorganismos que se desee potenciar, es preciso mezclar distintos ingredientes, debiéndose usar una mayor proporción de componentes azucarados para las bacterias y de proteicos para los hongos (Tabla 2).
¿Qué té escoger?
Aunque existen distintas fórmulas en función de los cultivos destinatarios, una con un amplio abanico de posibilidades (fúngico/bacteriano) puede ser la siguiente: para 10 litros de agua añadir 300 gramos de compost, 30 gramos de harina de pescado (50 % de proteínas), 10 mililitros de melaza de remolacha, y 10 mililitros de algas marinas solubles.
Tras la fermentación se habrá obtenido un té con una concentración de microorganismos activos en torno a diez mil millones de individuos por mililitro, que estarán listos para ser utilizados y aportar todos los beneficios de su vitalidad.
¿Dónde conseguir los ingredientes?
En los viveros (‘gardencenters’), especialmente si tienen gama de productos para la agricultura ecológica doméstica, es posible encontrar extractos de algas y, leyendo con detalle las etiquetas, abonos líquidos orgánicos a base de melaza de remolacha y/o harina de pescado. También es posible la adquisición de estos productos por Internet.
¿Cómo aplicarlo?
El té de compost debe aplicarse inmediatamente después de su preparación, momento en el que los microorganismos están más activos, no debiéndose esperar más de 5 horas tras el final del suministro de aire.
Al no quedar ya apenas comida y aire para ellos, si se espera demasiado, estos empezarán a inactivarse y morir, perdiéndose los efectos beneficiosos de su vigor. Puede aplicarse de dos formas, bien mediante fumigación sobre las hojas o directamente al suelo junto con el agua de riego.
Salvo que se aplique con regadera, el té de compost deberá filtrarse antes de su utilización, al objeto de evitar que se atasquen los goteros o las boquillas de fumigación. También es posible durante la fermentación colocar el compost dentro de una malla muy fina (trozo de tela, media, calcetín, etc.) de forma que el compost se mantenga confinado, evitando liberar los elementos gruesos, aunque de esta forma el rendimiento en microorganismos activos podría verse reducido.
¿En qué cantidad?
En cuanto a la dosis, es recomendable hacer aplicaciones en torno a 15 cm3/m² de té cada 10 o 15 días, hasta un total de 300 cm3/m² en el conjunto de la temporada de cultivo. Si se realizan diluciones para una mejor
dispersión, hay que tener cuidado con no utilizar agua clorada que afectaría a los microorganismos.