Es cada vez más habitual entre las personas aficionadas a la horticultura de autoconsumo producirse sus propias semillas a partir de variedades tradicionales conseguidas por diversos medios. Normalmente se suele conservar más cantidad de la que posteriormente se utiliza, por lo que el intercambio es interesante tanto para dar difusión a la variedades propias como para obtener otras que probar e incluir en las colecciones personales. Esta interesante acción social de intercambio puede complementarse con otras que contribuyen a la “conservación in-situ”, es decir, la realizada por los agricultores, fundamental para la conservación de este importante patrimonio genético para las generaciones futuras.

La elaboración de semilleros a partir de variedades tradicionales es también una excelente manera de hacer intercambio. Normalmente, las personas hortelanas suelen criar más plantones de los necesarios y así asegurarse que nos les faltarán a la hora de trasplantar, e incluso para reponer marras posteriores. Los restos de estos plantones pueden ser igualmente intercambiados.

El trueque de hortalizas es también una buena manera de intercambiar semillas, aunque limitado a aquellas en el que la simiente está en forma viable cuado las consumimos. Es el caso de los tomates, los pimientos rojos, la calabaza, el melón o la sandía. En otros casos, cuando no nos da pié a consumir todo lo que cultivamos, aparecen hortalizas que amarillean y pueden usarse para obtener semillas, como el calabacín, el pepino o la berenjena. Podremos intercambiarlas las hortalizas en este estado para que otras personas les saque las semillas.

Es común entre los huertos sociales realizar degustaciones de hortalizas, la mayor parte de las veces de tomate, aunque también de patata, lechugas u otras especies. Esta es una buena oportunidad para identificar variedades que nos gustan y poder intercambiar semillas con aquellas personas que las cultivan.

Es interesante también que los huertos sociales de autoconsumo organicen dentro de sus actividades alguna en torno a la conservación e intercambio de semillas, tanto por su utilidad como por el especial atractivo que tiene para las personas hortelanas.

Finalmente, cabe comentar que en Andalucía tenemos la suerte de contar con la Red Andaluza de Semillas – Cultivando Biodiversidad que cuenta con una Red de Resiembra e Intercambio, accesible a cualquier persona que se produzca sus propias semillas, como es el caso de quienes cultivan en los huertos sociales de autoconsumo. El octubre celebrarán una nueva edición de la Feria Andaluza de la Biodiversidad, donde se pueden llevar semillas para intercambiar.

Preparativos para cata de tomates en los Huertos sociales de Miraflores de Sevilla (Comité Pro Parque Educativo Miraflores)

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