La polinización en el huerto debe ser considerada como un aspecto agronómico tan importante como el riego o la fertilización, al estar involucrada en el ciclo de reproducción sexual de las plantas con flores (todas las de interés agrícola) y, por tanto, en la producción final.

Sírfido sobre la flor de romero. Foto A. Bravo


Esta polinización puede englobarse en dos grandes grupos, dependiendo del agente polinizador. Por un lado, existe la anemófila, cuando el viento es el protagonista. Por otro, la zoófila, cuando los agentes polinizadores son aves, murciélagos o insectos, recibiendo la polinización en estos casos distintas denominaciones, ornitófila, quiropterófila o entomófila, respectivamente. Son los insectos el grupo de polinizadores más importantes y numeroso del huerto, por lo que en su diseño es fundamental incluir medidas para su fomento, que dependerán obviamente del tipo de cultivo a implantar y que redundarán, sin lugar a dudas, en la mejora de la propia polinización. Téngase presente que algunas plantas son capaces por sí mismas de autopolinizarse y autofecundarse (autogamia) teniendo, por tanto, un menor grado de dependencia de los agentes polinizadores.


Sin embargo, la mayoría de los cultivos del huerto van a depender en mayor o menor medida de la polinización entomófila. Plantas de la familia de las cucurbitáceas (calabacín, calabaza, melón, sandía, pepino, etc.) o de las rosáceas (frambuesa, fresa, guinda, manzano, membrillo, níspero, peral, etc.) e incluso las procedentes de la familia de la solanáceas (berenjena, pimiento, tomate, etc.), entre otros cultivos habituales en nuestros huertos, son extremadamente dependientes de estos pequeños aliados, que es conveniente primero conocer, para posteriormente contribuir a su fomento.


La presencia de plantas “auxiliares”, con floraciones escalonadas a lo largo de todo el año, son fundamentales a la hora de mantener y preservar estos polinizadores, que encontrarán alimento en cualquier época del año sin necesidad de marcharse del huerto. Esto puede conseguirse intercalando policultivos o con la presencia de setos y/o cubiertas vegetales. También ayudan otro tipo de estrategias como la dotación de refugios (montón de rocas o maderas, cañas, hoteles de insectos, etc.), la disposición de una fuente continua de agua o una reducción del excesivo laboreo del huerto. Todas estas estrategias por sí solas, representan buenas opciones para fomentar la permanencia de muchos de nuestros protagonistas, recomendando su aplicación combinada para alcanzar resultados óptimos en este tipo de polinización.

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